domingo, 5 de abril de 2020


Minúsculo en mi tamaño
busco la luz con la que escribir
el humilde legado de las voces sencillas
aliento la pagana homilía
del que cura callado
y sana sin sacristía.
Entre el barro y el borrador
muestro mis torpes intentos
entre el arcén y la arcilla
moldeo piel en caricias
entre el hierro y el error
cultivo un jardín de saliva
donde juego con el suelo
a las caídas.
Pero.
Frente al paredón
la inmensa sombra de quien no soy
se proyecta como un juicio
de propios y extraños
que se lanzan como un rencor
a disputar mi osadía.
Convencidos de razón y victoria
traen sentencias de convicto
que prohíben no el dolor
sino la gloria.
Así vienen
sabios con precisión de sable
a avisarme del abismo
desbrújulos guíandantes
a arrojarme
criticeros de sumas
que me arrestan
recaudales de formalidad
sin fondo
clientelectuales que dicen paga
y escuchan cartera
elitristes de salón
sin belleza
siéstologos de ronquidos
por convicción
apólogicos del ranciocinio
envidiotas del tú no
vanidioses de la afrenta
demagóngoros que venden el don
de la impoluta careta
publicristos de pobreza
al por mayor
erucditos de corseses
y marionetas
fan fan rones sin plaza
ni botellón
gritotémmicos exaltares
de callar calles
y alzar la coz
endecansinos señaliados
aseodiadores impolutos
aterratenientes de lo simple
reincihirientes que se apegan
a pegar puños y borrar letras
censauros de un desierto
que anhelan
pusilánimes sin ánimo
pero sí lucro
universadores del verso único
y demás demases que demandan
que obedezca sus ofertas
que ordenan el fin
del desorden
imponientes del sol
exigiéndole al mar
que encalle.
Son exitantos y se creen
tan gigantes
que vuelvo a mirar mi sombra
jugando con palabras al aire
pequeñas luces sonoras
disparos de disparates
leña de mástil
carbón y viento
azul e infancia
hermana
madre…