miércoles, 25 de abril de 2012

no es lo mismo, pero en tu caso sí.

voy a esperar impaciente a que salgas de cada examen. tengo las ojeras hechas a tu medida. estaremos juntos y cansados cuando salga de esa barra esta noche. a veces, cuando estoy harto poniendo otra birra con prisas y sudando, te imagino saliendo del metro, acercándote como una fecha señalada. como una cita de primera vez. mis sueños más X se sientan contigo en la cama para quitarte la ropa. tienes la piel blanca. y brillas como un deseo en lencería. incluso cuando te aprieto en el cuello y respiras convulsiones mordiendo la almohada, o me pones las piernas en los hombros y los pies en las mejillas y gritas como si ningún silencio estuviera a la altura de nuestras circunstancias, y me dices "haz lo que te dé la gana, pero a mí", incluso ahí, o sobre todo, se me escapan los te quieros como suspiros que no puedo retener por más tiempo en la boca. es cierto: hacer el amor es solo una forma de follar. pero contigo son todas.

lunes, 16 de abril de 2012

la osadía del miedo

He tenido el infierno a mi lado
y su suspiro de hielos aún gotea en la bañera.
La he ido llenando de sal para que todos creyeran
que era de lágrimas.
Y he dejado reposar la mentira como si fuese un naufragio,
como un dolor que al menos yo podría controlar.

No es casual que el triste de una mirada
reluzca como el olvido
y es absurdo intentar justificar el deseo
en recaídas.
Todos, siempre, tenemos más miedo de los daños
que ilusión por la vida.

Y lo entiendo.

Pero he limpiado la ceniza
y he abierto las ventanas y cerrado el sumidero
y he comprado bombillas, libros, hachís
y cerveza.

Y he añadido nuevas canciones al playlist.

Verme a mí mismo sonreír
como una puta revolución, pero por dentro,
y a mi lado el deseo y su ramo de dudas entre los gusanos
por si los muertos no asustan.

no sé si me entiendes, pero yo sí.
A veces me cuesta tanto explicarme.

Y ahora parecemos incómodos en nuestras canoas,
como si se nos mojaran los pies
o no quisiéramos seguir remando.

Como si quisiéramos estirar un poco las piernas.

He tenido que separar sentimientos, diferenciarlos,
darles una estructura, concederles el derecho a réplica
y dictar una sentencia con fórmula de pregunta,
de callejón sin salida,
de gol sin red.

Es decir: he tenido que enhebrar el desorden
en que sobrevivo
juzgando a cada miedo por su osadía.

Y sonrío, al fin
sonrío.
Tranquilo como un charco que ya nadie pisa
y todos bordean.
Pero hirviendo por dentro, como si pudiera evaporarme
con solo escribirlo.

Me voy a desnudar y a meterme en la cama.
La puerta está cerrada, pero dejo la ventana abierta.
Solo tú podrías entrar.

Hay cerveza en la nevera, hachís encima de la mesilla
y poesías por todas partes.
Tespero soñando.
No me despiertes si no es para follarme.

Un beso.
O mejor varios.

domingo, 8 de abril de 2012

exilios

Hacen ruido al marcharse
los fantasmas
alicaídos
decepcionados de huir con sus manos a medio ensuciar
desfilan hacia su exilio
en un murmullo amenazante
como si dijeran:
en otro momento, señor, en otro momento
volveremos.

Los monstruos se empequeñecen
y esconden
entre la ropa vieja,
entre el naufragio de cartas marcadas
en el que una vez me hundí,
en el olvido impredecible de debajo de la cama
y sus pelusas.

Las sombras se concretizan
como si el sol desplegara un mediodía de sucesos
sobre nosotros,
que hacemos el amor,
claro.

Los miedos suspiran la asfixia de la cuenta atrás
en que tu firmaste
su desorden de desalojos.

Se van.
Asustados.
Todos.

Y el humo me da la razón por esta vez.
Es muy de día y me gusta tanto fumar
y sonreír
aquí sentado,
mientras las pesadillas huyen,
mientras las dudas resbalan como gotas de sudor
al evaporarse
y la neblina de los interrogantes
se larga ante el delirio de las exclamaciones que se aproxima.

Le digo adiós a este infierno de ausencias.

Mientras tú vuelves para quedarte
y yo vuelvo a soñar con el amor
y sus consecuencias