domingo, 29 de julio de 2012

la ley de la selva


No teníamos edad ni inocencia, 
el miedo era un parquecito de juguetes rotos, 
de muñecas destrozadas por su futuro, 
un remedio inconcluso de ballenas raquíticas 
que separaban el hambre como fichas de póker sin color. 
A tientas, 
probamos que las ganas suelen traer más, 
que no hay nadie más sediento que un borracho 
después del último zumbido, cuando busca en el bolsillo 
monedas recogidas del suelo y las cuenta 
como quien cuenta una mentira 
a sus mayores, esperando que le crean si él se lo cree. 
¿has visto que este verde marchito, 
de hoja seca, 
de fecha de caducidad, 
es el nuevo tono de la esperanza? 
¿que el único blanco es de semen, 
que el rojo y el carmín ya no se llevan 
y que el negro de la muerte nunca destiñe? 
díselo a tu principe azul, 
dile que te masturbas pensando en los mendigos, 
que te excita la pobreza, 
dile que has visto pajas en ojos ajenos que brillaban más que su corona. 
Porque no tuvimos edad. 
Ni inocencia. 
O porque la ley de la selva 
prohíbe vivir sin libertad 
a quien está dispuesto a morir por ella.

sábado, 28 de julio de 2012

maspirar


La pólvora es tratar de verme hacia dentro 
sin entender que mis ojos pueden mirar a cualquier cosa
de cualquier lado
menos a mí.
Y que todos andamos presos de alguna forma, 
que la estética es carcelaria a pesar de los complementos,
los billetes low cost
y algún parque donde los perros juegan a perseguirse entre la tierra.

Hay que descifrar los límites del regazo para poder convalidar
las caricias que das
con las que debes a cuenta, 
y pagar, claro,
porque uno tiene que pagar sus rondas.

Luego están los reproches teléfonicos del no vernos 
ofreciendo su descuento de dudas a regalo en cualquier esquina,
custodiando el silencio de la intimidación y los por si acaso
como si ya fuésemos demasiado mayores para dejarnos llevar.

O como si no nos fumáramos la vida esperando a que tal vez en la próxima calada…

Lo mojado es la parte de tus pantalones que habla con honestidad,
la pista de hielo en mis mejillas cuando no se ponen de acuerdo el invierno
y tus piernas, 
o la saliva que no termina de pasar por la garganta cuando no quiero estar
y tu me obligas. 

En las distancias cortas el amor es un divertimento,
en las largas se parece más a un trabajo por el que te gusta luchar.

Dicho lo cual, supongo, 
que tendremos que llevarnos bien 
con los ceniceros,
esperar menos 
y aspirar más.

jueves, 19 de julio de 2012

a veces me pueden las ganas de llorar 
y me bastan 2 versos, 3 acordes o 4 planos 
para justificar la rabia, el nudo en la garganta,
la tos lacrimal,
el llanto
como una pena que sueña con ser gasolina en su diluvio
o como un puño
que duele
de tanto cerrarlo.

miércoles, 18 de julio de 2012

uno contra uno


Hago ruido con los hielos, abro la ventana, o pongo un partido de fondo,
pero de noche, cuando estoy solo, me da miedo escuchar música.
Tener que enfrentarme en el uno contra uno a la poesía
y su rechinar de acordes taladrándome como en la peli de psicosis,
pero con muchos más cuchillos.
Muchísimos más.

Así que tiro guijarros a un lago vacío para no tener que temer
ningún naufragio, nuevas recaídas
o el silencio de los peros ladrando contraindicaciones a cada intento de mordisco.

Quién puede creer en las casualidades cuando su vida ha ido de cagada en cagada?
A quién acusar de tantos tiros fallados cuando aun sostienes el arma goteando humo?

Podría contar mi vida uniendo errores.
Porque ninguna cicatriz con 27 tacos algo tendrá que decir.

Miro al futuro y no veo nada, solo fechas, calendarios de una vida irregular y a piezas,
pocos suspiros y ningún balazo,
el resto es pura cafeína,
apuntes nostálgicos que pierden su efecto a las pocas horas,
piedras que aprendí a esquivar el día que entendí lo mucho que dolía
que me hicieran daño.

Y sin heridas, la cobardía es una forma de vivir como cualquier otra
pero apesta tanto a sucedáneo
que hasta da vergüenza decir: no me atreví muchachos,
me quedé a salvo.

Subsistir en la puesta punto, dejarse llevar en los baños,
mirar por debajo de las faldas sin precaución ni avisos…
nunca pude evitarlo
…la sonrisa traviesa de un joker trasnochado
que no sabe si tiene más miedo
a las verdades absolutas o a las mentiras a medias,
que no reconoce el pánico hasta que el fuego quema
y entonces
entonces corre
no sea que alguien te robe las cenizas de incendios pasados.

Me voy a seguir equivocando
y evitarlo es algo que no sé dónde se reconoce,
he vivido, joder, como un mago que se sabía el truco
pero nunca tuvo nada que sacar de la chistera,
solo humo,
y aunque estoy cansado
ahora sé
que de sentarme no será la cabeza.

Es lo único que tengo claro.

sábado, 14 de julio de 2012

viva la gente


en las calles
cada vez
más gente a favor de gente
solo que
en lugar de gritar
viva 
sonriendo
van muy serios
y en voz baja
dicen
muerte muerte muerte...

miércoles, 4 de julio de 2012

el funambulismo de los sonámbulos


cuando el aliento no es triste ya se encarga el cansancio de apretarme las desganas
y así ando, descaminado por las aceras, como si tuviera que intuir algo
que no siento
o como si la belleza se escondiera de mí
y yo me negara a darme la vuelta,a encontrármela sin casualidad 
ni arbitrio, resistiendo los día a día
paso a paso, pero pasando,
esa nube de futuros al aire que te lanza madrid a la primera baldosa que pisas
y que regateo con la inercia funambulista de los sonámbulos,
horas que paso en silencio imitando caricias telefónicas,
hablando solo en los escaparates
o mirando la noche desde mi ventana, tengo el marco perfecto
y nada que dibujar,
me siento como un niño que no sabe qué hacer con una pelota
y ni siquiera saca fuerzas para darle una patada,
aburrido del mimismo en que lo convierto todo
y deseando encontrar esa bala con la que te dije que me jugaría la vida,
nunca fue difícil de entender: los únicos que no hacen trampas
son los que no juegan,
no hay abecedarios para la sopa de letras de las lágrimas,
el café es lo menos amargo de todas las cosas tristes,
habrá que rebuscar en la chatarra las piezas que ya no nos fabrican en serie,
ahora que sé dibujar con sangre ya no te pones aquel vestido rojo,
quizá mañana sea ese hambre que anunciaba el pan de hoy,
duro como el pasado
pero preparado para desmigarse como el olvido.