ando metiendole caña al cuerpo.
buscandome mis propios límites.
supongo que tengo curiosidad, necesidad incluso, por saber
cuantos mundos puedo aguantar sin respirar,
cuantas escaleras vuelo a la vez,
cuanta mierda puedo guardar antes de reventar hacia afuera.
quiero ver hasta donde podrían llegar las ojeras, si yo las apoyo.
cuantos días puedo estar sin beber ni una gota de alma.
quiero
saber
dónde quedan las metas y dónde llegan mis pasos.
cuanta arena me puedo tragar antes de ponerme a vomitar tiempos muertos.
hasta dónde soy capaz de llorar.
quiero mis limites conmigo, y luego cruzarlos.
hacerme añicos y contar en cuántos pedazos puedo morirme.
cruzar la linea del ya nunca estarás a salvo.
cuantas verdades puedo arrojarme a la cara antes, justo antes, de volverme loco.
en qué punto la sustancia blanca empieza a tocar la materia gris del cerebro,
dónde está el punto de no retorno.
mis limites
me definen como un ser con forma y humano.
vivo así,
tocando los bordes a veces, intentandolo:
como una bola de sueños lanzada en un pin-ball sin opción a jugada extra.
con lágrimas, regamos campos de trigo sobre el asfalto.
yo abro los ojos, abro las manos
y lo miro
y lo toco todo.
tenemos un mundo de riesgos para arriesgarnos.
y unos limites
sin chalecos salvavidas
que nos piden a gritos naufragios.
martes, 1 de enero de 2008
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