lunes, 21 de mayo de 2007

nuestro extremo

y ya me dan igual las 50 cosas que ayer me hicieron odiar este mundo
después de volver a reconocerme en tu boca
que te habría besado en cada piedra del camino,
y sigo con las heridas abiertas y el corazón me late latizagos de arte
cuando pongo todos los miedos que he ido guarando sobre la mesa
y tú me dices
espera, que te beso y escucho,
y de nuevo vuelvo a envolverme con tu mirada
mientras me digo
no dejes que se te escape nada de esto, chaval,
porque has luchado toda tu vida por conseguirlo,
y bueno,
reconozco que sigo aprendiendo a tocarte
porque nunca aprendí a ver por segundas veces primeras impresiones,
y no termino de empezar a acostumbrarne a tus costumbres,
esa intuición de que siempre te quiero por primera vez
y como si ser solo pudiera ser pero contigo,
tú ya me entiendes,
porque te lo digo en el rastro de saliba hacia abajo que dejo en tu espalda
todas las veces que desciendo a tu abismo,
el límite contrario de la cordura,
volverme loco y tú abierta de piernas,
tener islas espontaneas
donde olvidar, joder, las 50 cosas que no recuerdo de lo que ocurrió ayer
y que ahora mismo,
creeme,
me importan una puta mierda.

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