sábado, 23 de febrero de 2008

all right

Estoy bien, creo.
Ando un poco cabizbajo porque el suelo, últimamente, me recuerda más a mí que al cielo, no lo sé,
pero estoy bien, en serio, no me va mal.

Estar con ella me mosquea un poco, no me encuentro bien,
me lleno de reproches, de asteriscos, soy un poco lija
y no me gusto demasiado,
me corto,
cambio,
va… me quiero ir o no estar con ella,
pero luego, cuando ya no está,
me pongo a hablar solo pero como si aun estuviéramos,
como si todo siguiese igual,
tengo conversaciones conmigo mismo en donde busco
sus respuestas
sus gestos
su fina intimidad de escucharme sin hacerme demasiado caso,

pero es que todo va tan deprisa que ni me entero,
y estoy bien, creo,
hay una chica que dice que me quiere, le gusto
y me dice cosas bonitas, groserías a veces, me cuenta su vida
y yo la escucho,
pero es que creo que he acelerado mi consumo de personas,
se gastan antes y más rápido,

no sé aferrarme a nada, ya me conoces, y luego me siento un extraño adicto a las nostalgias,
claro que estoy bien,
además tengo un curro en donde puedo aprender cosas,
y la gente es maja y tengo ideas en la cabeza,
proyectos futuros míos: el largo ese de mierda,
pro-vocación,
leerme el quijote,

y gente muy buena a mi lado, llamo a jorge todas las semanas,
y sino a dano, y quedo contigo
que me escuchas entre cerveza de día y gramo de coca,
nos conocemos de unas cuantas ya, yo estoy tranquilo ahora, estoy tirado aquí
y tú me preguntas y yo te respondo,
somos lo que somos, no?
No lo sé, no sé si soy feliz, pero es que tampoco me parece lo más importante,
no crees?
tengo estas sensaciones, bolsillos, no? quiero decir que a veces acierto
y a veces la cago, un poco como todos,

Claro que estoy bien,
he probado unas hamburguesas maravillosas en un bar de malasaña,
están super ricas, ya verás,
y últimamente, por la noche, cuando estoy en mi casa y estoy solo, escucho trenes
y yo no sé si estarán en mi cabeza
o estarán ahí fuera,
hace tiempo que no distingo esas cosas,

me entran cosquillas en la garganta según te lo cuento,
y en lugar de ganas de reir
tengo ganas de llorar,

pero no estoy mal, en serio,
es muy bueno casi todo lo que me ocurre,
no tomes tan en cuenta mi piel fría, mis ojos fríos, mis labios secos,
es solo
que a estas horas,
tan cerca ya de la media noche,
estoy deseando que se acabe ya el invierno.

martes, 5 de febrero de 2008

vértigo

(No es que tenga miedo a volar
pero sí me da vértigo lo alto que podría llegar contigo).

Por definitiva, (y no creo en las definiciones fuera de la hoja de papel)
ni quiero ni puedo atreverme a pronunciar
esa frase que viene a la mente con tanta facilidad que hasta duele:
no nos conocemos.

Pensar en esto de alguna otra forma que no sea para siempre es nuestra única posibilidad.

Tal vez nos dejamos llevar por direcciones diferentes,
distintos intereses donde yo malamente podía arbitrar batallas
y tú, con dignidad y acecho, sabías hacerte la fuerte.

Te miro a veces y sé que me conoces mejor que este poso de cerveza
que llevo como huella dactilar,
pero también es verdad que ahora solo podría contar mis heridas
a cualquier desconocido.

Que me cuesta pronunciarme en serio porque, y los dos lo sabemos,
no tengo ni idea de lo que quiero.

Me siento como un extraño solo en mitad de una ciudad demasiado grande,
o demasiado pequeña, según se mire.

Bajo las escaleras porque hoy tampoco me quedo a dormir
y tengo pequeños naufragios camino del metro,
pasos en los que no acierto a evitar el bache
y miro cómo es el fondo
con los dos pies.

Adentro.

No hay nada peor que saber lo que tienes que hacer
y no hacerlo.

Supongo que todo tiene que ver con esta sensación de que algún día,
sin saber muy bien por qué,
algo me llevará de nuevo a tu cuento
y te buscaré como un cromo escondido a los 5 años, 20 años después.

Sueño, desde la primera noche, con que ese día

todavía
estés.

la sí sensación

Hay gente que nunca sabrá lo que es un domingo por la mañana sin despertador y con toda una resaca por delante para compartir enterita con una desconocida de 17 años. Hay un absoluto de no sensaciones que humanidades de tiempo jamás vivirán. Muchos de nosotros moriremos sin saber lo que es el sudor frío, helado, de alguien escondido detrás de los restos de su casa, con su hijo muerto al lado y tiritando de ruido para que no descubren que todavía vive.
Hay una mayoría de animas anónimas que se perderán el sabor extraño de lo cotidiano, o el amargo gusto de una cerveza en un bar tranquilo, hay épocas de antepasados que jamás hicieron un botellón. Ni escribieron poesías en italiano para que un francés lo leyera en el link del blog de un holandés que vive en España.
Una selección olvidada de la humanidad no montará un coche electrónico con los regalos de reyes, ni sabrá lo que es llegar hasta la cima del mundo para pensar que tampoco es pa tanto.
Algunos jamás sentiremos el filo de la duda con una navaja en el cuello, y pensando que a lo mejor sí merece la pena tirar la moneda al aire. Y que salga lo que quiera.
Hay eternas circunstancias de gente que va a perderse muchas cosas.
Hay muchos más de 1963 años de evolución que no pudieron leer rayuela en un banco de un parque, una tarde con niños de fondo.
La mayoría de gente que conozco no sabrá lo que va implícito en un beso 60 años después del primero, y que sepa con la misma intensidad, pero con un punto de añejo. Ni se acercarán al éxtasis de la ternura al ver a tres hermanas de ochenta y pico años discutiendo, cada una a su manera, pero todas a la vez.
Hay gente que desaparecerá sin haber amado, con todos los saltos al vacío que conlleva. Hay gente, incluso, que desaparecerá sin haber odiado. Sin el sabor salado de las lágrimas de la rabia en la saliva.
Resumimos un todo con frases que empiezan con “la vida es” y lo rellenamos de instantes y verbos que son y se hacen, y también de ausencias.
No sensaciones que no existen, el grito de todo un país resumiendo la felicidad absoluta puesta palabra con millones de toneladas de vida gritando gol en el mismo momento el día en que España gane el mundial.
Somos una especie acostumbrada a perdernos cosas.
A no sentir lo que es iluminar la gran vía de noche un día cualquiera, sin cámaras de por medio, solo para ver cómo queda.
Lo aceptamos, vivimos lo nuestro, y miramos por la cuneta para ver lo que hacen otros.
A veces, hasta imaginamos.
Gente resignada a que nadie vivirá las cuentas ajenas, lo de nadie, gente que a su manera será y será feliz a ratos, y a rotos se morirá por dentro.
Ese es el juego, a veces se gana,
otras en fin.

Solo, creo, hay una sensación absoluta y real, una sí sensación inevitable para cada raza,
cada tiempo,
cada eternidad: una sí sensación que cada rostro nuestro vivirá quiera
o no quiera:
la intima inmensidad de la nada en el cálido instante de cerrar los ojos,
sentir la muerte de cerca,
y tener que dejarse llevar.

contrarios

sé que sueño contigo, aunque no sepa quien eres cuando lo hago, porque tengo durisimas razones que sí se acuerdan,
además tus medias se deslizan mejor si yo las rompo primero,
o si tus piernas juegan a hacer interogantes en el aire
y es mi lengua la que prueba a dibujarte en el espacio.

tienes razón, no sé muy bien de lo que hablo
porque siempre te reconstruyo a cachos, pieza a pieza,
abriendo los ojos para abrir la boca con cada engranaje.

porque no me hace falta observarte entera viendote de espaldas y desnuda
mirar por la ventana quién sabe a dónde.

es una cuestión de tobillos y muñecas,
es una cuestión de "nena, es imposible perder el tiempo contigo",

digamos "abrigo de aire inspirado" para hablar de cuando tiemblas
y sudas
y pones cara de voy hacerte lo que me pidas
y lo que no también,

esas cosas,
esas buenas manías de dejarnos la piel
y acercarnos al momento de la guerra,
morirte de espasmos y vivir de sed para tragar ipso facto lo que nos echen,

puede ser que el problema sea que nosotros seamos,
y también al revés,
polos derretidos de abismo atrayendo a sus contrarios.

whisky con manos

las manos frías de sara saben a jazz,
a whisky con agua, pienso, mientras toco un mechón de pelo de mi madre,
mirando la tele, quien sabe por qué, se me ocurren tragedias alternativas a las de los libros de historia: una epidemia de un virus antivirgenes que en los 80 fue bandera de la promiscuidad,
un business fly que acabó estrellado contra el ridiculus palace,
el último trozo de tierra no pisada que fue robado un 14 de febrero del museo natural de escoria, y lanzado desde un globo ocular por un hombre enamorado de la luna.

sonrío, y las manos frías de sara me saben a leonor walting con mochila.

mi madre se estira y la tarde se contrae por segundos.
ya queda menos, mi vida, ya...

adoro los trenes porque aceptan mis ojeras y mi desgana,
nunca preguntan, y si hay suerte te invitan incluso a la segunda cerveza
o la tercera ciudad.

me gustan los trenes porque saben que los paisajes duran lo que tu quieras mirar.

hechos nimios, detalles: ese sitio donde todos vamos de vez en cuando
a tirar los restos del naufragio por la borda,
ese lugar donde todos lloran para que nadie les diga...
una espina polar me revienta las costillas en las ultimas madrugadas
y "acierto de suerte" me suena igual que "alivio de luto" pero sin tanta tragedia escondida.

las manos frías de sara se fuman mis palabras entre la niebla,
y mi madre bosteza pero nunca confiesa que está aburrida.

los baúles de la calle libertad tienen todos candado, saben proteger sus nostalgias,
y escuchar a lichis llorar borracho vale 6 euros sin consumición,
es barato, pienso, en tragedias como no lograr
encontrar otros zapatos como estos, otros vaqueros como estos,
otro sombrero igual,
tener que cambiar de gente ahora que me había olvidado del suicidio,
tener que teneres sin saboríos mangos sartenes y esas cosas,
me marcho pa casa amigo, tengo que hacer los deberes
y ya nunca hay mañanas con clases, pupitres teachers y pizarras,
ahora levanto las faldas de mi compañera de celda y no encuentro respuestas a mi pregunta: por qué seguimos simulando que esto funciona?

de verdad pensamos que podremos llegar, sea cual sea la meta?

quien coño puede esperar algo de alguien a estas alturas?

una pintada en una pared de salamanca me enseño a cambiar el slogan: "otro mundo es imprescindible"

y las manos frias de sara saben a jazz,
a whisky con agua, pienso,mientras mi madre
es un concierto de caricias y silencios para salón de star.

aliento

coger un origen, cualquiera, el final de una calle
o ya sabes, esas escaleras afiladas como relojes en los bolsillos de otro,
meter un otoño muerto entre las hojas virgenes de una iliada sacada en fasciculos
y luego beberte un traguito de tiempo, medio gramo de olvido
y confiar, poner tu vida en los reencuentros
y lo que sobre en las casualidades,
hacer como que crees en el mundo y te aferras a los razonamientos,
a páginas enteras
y restos amarillos de vida,
el rencor añejo de todo lo que no hiciste te nubla entonces la vista,
pero solo si es noche y es martes y esas cosas,
y piensas en asuntos referidos a la culpabilidad, o en tumbas que se abren solas
y tienen un cartel de bienvenida en la entrada,
y quien sabe si es ahí donde dices yo por primera vez con la boca pequeña,
o tal vez te das cuenta de que eso es, precisamente, lo que has hecho
antes de llegar hasta ahí,
hasta ese punto donde te encuentras, con la ambigüedad que te da saber que más allá de las palabras todo son intentos,
imagenes que te coleccionan para el album familiar del futuro,
llega la inconsciencia de no saber impedirte los saltos al vacío,
te emborrachas como si fuese la primera vez
y tratas de no vomitar demasiado alto, y si es posible profetizas
alguna risa, te buscas en un ojalá,
haces inventario de utopias y aun así
muchas veces ni con esas sales al paso,
los miedos, eh? siempre están al alcance y nosotros lo usamos como mal sabemos,
ni siquiera estamos preparados para hacer esas preguntas
y lo primero que habrá que entender es por qué no entendemos.
lo otro vendrá después, seguido de muchisimas cosas,
y seguiremos aqui, los que sigan, y esto seguirá siendo un planeta
de tipos perdidos,
de errores,
de ilusiones creadas al azar de una especie confundida y torcida
pero con mucha imaginación,
y ni eso será para tanto,
moriremos igual pero un poco menos, dejaremos que algo se vaya en el aire,
se extienda
no sea que,
quién sabe,
haya un lugar más allá, el extremo de otro espacio,
otra vida,
y también allí se necesite un mínimo aliento
de poesía.

espejo de 360 grados

esta ciudad me sabe a un bar abierto donde gente
que te mira al entrar
se da la vuelta en el baño, para esnifar las reglas de su partida.

todos hacen trampas
y mientras
nosotros
nos hacemos daño.

porque aprendimos juntos a jugar sin simular sentimientos
y cuando el juego se volvía jodido
tú te jodías igual y absolutamente a nadie
le importaba una mierda.

de ahí que sepas llorar a las 5 de la mañana
o después de comer
o antes de volver a salir de fiesta.

de ahí que siempre quieras vomitar cuando alguien te habla de simulacros,
o te venga uno de tantos a venderte papel higienico reciclable
como si el folio y la sangre no fueran un lugar solitario.

dices venga ya, pero querrías insultarles pa que se dieran cuenta.

aun así te vienes a vivir conmigo, y entre peta y peta,
miramos el humo que aun nos queda como el mejor regalo de navidad posible.

los reyes del mundo, me dices, saben mucho de triunfos
y muy poco de trincheras.

y un poquito
sí empiezo a creer en aquel mr. darkness que habita en la esquina del olvido
y con luz escribe la génesis de la nada
en brillante sintonía con la noche del insonmio.

nunca se sabe, pero este circo ha perdido gracia
desde que todos hemos ganado en contundencia.

ansias
de llegar tan alto y lejos
que hasta olvidamos las metas,
igual que un guerrero despierto que tiembla
porque ya no sabe quienes son sus enemigos
ahora que ha ganado la guerra.

pobrecito, te digo, seguro que él no sabe
construir puentes indestructibles para personas sin río
pero con saliba,

de todas maneras
hace siglos que el ser humano da vueltas sobre sí mismo
y aun así
pensamos que avanzamos hacia algun lado
y en realidad
no nos movemos del mismo trozo de tierra.

rescate

querías mis versos contra la pared, atado y sin argumentos,
acorralado para que puedas ver de verdad el absurdo invento que me he montado,
herido sin saber por qué, ya,
lo sé: presumo de errores para no tener que corregirlos.

pero te digo: nunca me he unido al enemigo.

"tampoco te has muerto luchando contra él".

lo curioso de la vista del pez es que solo necesita un espejo
para sentirse a salvo.

nuestra historia o un papel mojado.
siempre "ha podido ser"
y hemos sido, voy a decirlo, lo que hemos querido.

y lo que no también.

así que jamás vendrás a buscarme, y ahora que por fin sé
que puedo ahogarme a gusto sin temer que nadie me rescate,
ahora tiendo la mano y me largo con el primero (la primera, ya sabes)
que quiera agarrarme.