lunes, 30 de agosto de 2010

Huevos y castañas

Violeta Castaño, hace ya tiempo, me pidió una poesía de temática cerrada para una sección de la revista Es hora de embriagarse... la sección consistía en dos autores más o menos distintos escribiendo sobre el mismo tema. y el tema era "huevos y castañas". y esto fue lo que escribí, y que puede leerse entre las páginas del numero 6 de la (imprescindible) revista Es hora de embriagarse, con poesía (http://conpoesia.files.wordpress.com/2010/07/es-hora-de-embriagarse-n6_web1.pdf)


¿Cómo se sacan las castañas del fuego?
A los 17 mi madre vio que me iba de casa,
así que un día me cogió por banda
y me enseñó a freír un huevo.
Yo apenas había vivido más allá de las 3 calles de Palencia,
tenía un caudal de sueños por achicar
y un semáforo en rojo en la cuenta atrás de ponerse en verde.
Acababa de amanecer un nuevo siglo,
la gente de clase hacía pellas repartiendo cartas de universidad
y la castañera de la calle mayor
mientras
seguía dándole vueltas al frío.
Preocupada, intuyo, por el qué iba a comer y cómo,
mi madre
me enseñó a cocer pasta
cortar lechuga
y picar ajo para darle sabor al cerdo.
Y una tarde, como ya he dicho,
me cogió por banda
y me enseñó a freír un huevo.
Yo estaba en segundo de bachillerato
y lo único que me preocupaba
(no he cambiado tanto)
eran las chicas, el cine y la poesía
y en ese desorden
coleccionaba pósters pensando en cómo sería mi vida.
Pero mi madre,
tímida, preocupada y repleta de ternura,
insistía:
llenaba una sartén de aceite,
lo calentaba
y con los ojos me decía: aunque te quemes, tienes que ser fuerte.
Así aprendí a romper la cáscara,
a poner dos huevos sobre la mesa
y a sobrevivir en este mundo de mierda
que tanto me gusta tantas veces.
Cuando alguien me pregunta
¿cómo se sacan las castañas de fuego?
respondo
lo que aprendí viendo en las manos quemadas de mi madre:
quemándote
para que así otros,
los tuyos,
no se quemen.

pequeño reproche de circunstancias y pasatiempos

no faltaré a mi cita con tu ausencia,
seré puntual como siempre que no estás
a este vacío de labios en los que posar mis grietas
secas de 15 cigarros por noche.

se me hará muy tarde cuando quiera recostarme en las medidas
no cuantificables de esta pornografía desgastada
que te tantea aun a sabiendas de que no has venido.

seré obstinadamente estricto en el ritual de no acariciarte,
y tecla a tecla
trazaré este pequeño reproche de circunstancias y pasatiempos
para imaginarte por pliegues de piel izando velas
a la vez que señalas todas las carreteras
y me guiñas un ojo.

así, quedaré conmigo mismo para la caza y captura
de la única presa que puede hacerme sentir libre:
una chica como tú a estas horas
y con tan poquita ropa...

dame un pellizco, pero no dejes de besarme

y dejame que saboree dormido, aun sin ti, mientras haces
todo eso que me haces.

soy tan de carne que sigo lanzando piedras
cada vez que se me ocurre un pecado
que regalarte.

en una hoguera de papel ropa y sábanas.

para que no haya donde esconderse
cuando juguemos a las vergüenzas.

miércoles, 18 de agosto de 2010

sms 06:02

a veces, tantas, me duermo
y el cansancio no llega hasta alli,
solo las ganas, así en plural,
y juego a que el mundo
es un patio de recreo lleno de niños buscando una pelota
a la que dar patadas.
no hace falta mucho más.
y apareces con tu gesto de adivinadanza
a llevarte mis fantasmas con solo un beso.
Entonces me corro.
A veces.
Tantas.

whatever

en el lado subterraneo del arcen crepitan las palmas de los transeuntes
y el lodo persigue las utopias llegando tarde
como siempre
en mitad de la prisa y el tumulto,
el silencio es humedo, la presión espontanea
y todo tiende a un vacío de sospecha que suena a reproche.

me hago ruido de ceniza en un lado del cenicero
y miro una a una las colillas
buscando su esquina de a 20 la mamada,
la mecha de gasolina llega hasta unas faldas
de gris algodón que te engañan solo con mirar a otro lado
y en los pedazos que quedan
es la muerte del corredor
la que lamenta este cansancio de piernas.

el pánico no llega a salirse del vaso,
la espuma no tiene ni dos dedos de frente
y el sopor de aguantar cabizbajo tanta circunstancia mal entendida
me replantea el hormigueo de estómago
aunque solo sea por un rato.

tirito de heridas abiertas
ante el temor de un nuevo huracán de despedida
pero la vida tuerce su gesto de carambola
y me tacha de potras los aciertos
y de cursis mis intentos de balada.

nadie puso a tender las banderas blancas
y ahora todos se jactan de los tambores de guerra
pero tiemblan como niños asustados
ante la insoportable levedad de las balas.

qué queremos, qué buscamos.

si no es por la dinamita del día a día que con sangre fría
aguantamos
o por la olla presión de tanto rojo de ojos
encolerizados
será por el calor de cuerpos desnudos
sudando.

sea como sea
y no como nosotros queramos
la marea de gente ausente de palabras sobre la mesa
terminará explotando.

y entonces dirán: salvense quien pueda.

y ojalá nadie se quede a salvo.

despiste de sol

intuyo que en tu cabeza de lado hierven los sueños de frente,
burbujean con pequeñas explosiones como relámpagos que puncean en el aire
y no se baten en retirada,
y es al trasluz de la persiana a medio subir
por donde empieza esta mañana de rastro y arrastres,
tan delicada como el hueso piramidal de tus tobillos
en posición de puntillas
buscando el colacao en la segunda balda de la cocina
porque te has obcecado en hacernos hoy el desayuno.

me da que por una vez en toda la noche, aunque sea dentro de ese inconsciente sonambular,
me darás un beso al fin para decirme que en verdad no estas tan cabreada
pero es que no aguantas el relinchar de limosna con el que a veces
crees que te animo.

no me gusta verte enfadada.
quiza porque el mundo es más triste así
o tal vez solo me parece a mí, pero con eso me basta.

pero en la testarudez de entrada que los dos ponemos como adelanto
hay algo que me obliga a ronronearte de madrugada
porque todos los pardos son gatos
y tu eres la única gata
con la que nunca jamás he tenido un gatillazo:
afilar el arma blanca y hundirme dentro de ti
y al apretar el gatillo un "vamos, cariño, dispara".

y eso hago: cuerpo de nota musical con rastas,
risa de selva,
ojitos de agua brava en azul destiño
con terquedad de principios sin príncipe
y obstinación de guerrillera encausada poniéndole guirnaldas
a la libertad
de amar a quien uno ama, aunque suene a regazo,
o quizá por eso,
aunque sea solo un grano en mitad de una montaña
que aun tenemos que crear y en ello estamos,
en el día a día de este burro rebuznando por quererte un día más
a modo de silueta universal de medida, el qué dirán a un lado
y nosotros en el otro así tan solo besándonos
al modo de los novicios, de los aprendices, de los parbularios,
manchados de tiza, tomate y sinergia
mientras este domingo despierta
y tu, es posible, seguirás enfadada
y yo, que no valgo para actor fetiche, jugando al despiste
a ver si te lío
y de nuevo consigo aliarme al fin en tus labios.