jueves, 15 de octubre de 2009

por alguien será

inicio rasta con humo y luces,
te beso en frente por pensamiento impuro,
camino cabizbajo entre tus cejas,
me paro en ojos, azul destiño,
bajo en vino rosado de mejilla,
me pliego en pliegues antes de labios,
me bebo en jugo saliba sueños,
baile de lengua,
quien sabe cuando miro al vacío,
salto a través del deslizate, pellizco al oído,
llamador de angeles, qué redundancia de soga al cuello,
qué onda curva cuesta montaña,
final en alto, picos de eureka,
algún lunar extraviado al que no importó haberse perdido,
pista de esquí hasta el ombligo,
escalera de costillas,
vientre bendito y caderas,
qué caderas, dios mío,
algún leve abánico de inicio de extenuación,
descripción que me ahorro por principios de génesis,
oda y mirada por todo lo alto,
elegido sui generis de labio inferior,
de la silaba afónica que adivino al doblarte,
te toco por ingle y por france,
por pierna pálida, jaguar en ciernes, hija del mambú,
rodilla clara sin punto debil al que aferrarse,
gemelos de camisas de once varas,
tobillo inquieto de niña combate,
los pies pequeños, huella descalza,
viernes, canción, todo paréntesis en una cama,
en un charquito de sudor con marcas,
caricia adrede de edredón,
amor, estaba jugando con las palabras,
no hay quien escriba belleza en brazos,
andaba lidiando con los fantasmas
pero ya se marcharon,
ya se marcharon nada más verte,
siempre tardas o parece demasiado
y luego va, espera, no apagues la luz,
tengo toda una espalda por retenerte
constelación constelación constelación...

mientras me rasco la cabeza

sé que te lavas de temeridad cuando juegas a la insolencia con los amaneceres,
al despiste con la rutina de asombro de mis ojos tristes sonriendo al mirarte.

sé que lidias guerras de risa con mis tantos tontos temores
y que has soltado más de alguna bofetada a los monstruos que de noche venían a no dejarme dormir.

desde que soy feliz hago impros de sueños como listas de la compra:
cervecitas, marejada y carne.

lo estuve pensando y sabes? yo no sé qué cojones hace la primavera con los cerezos
pero lo nuestro
seguro que es mucho más guarro.

y mucho más bello.

luz de domingo

la respuesta está en el baño, sobre la taza del wc, pon 4.
4 respuestas.
deberías haber hecho primero la pregunta, pero ultimamente preguntas poco, miras menos y no te enteras de ná. tienes un bullicio de neuronas desperdigado, los ojos vidriosos sin venir a cuento y eso de las siestas, reconocelo, te está matando. así que te propongo que bajes al baño y pongas 4 respuestas de cuarto gramo antes de que venga el bajón con las rebajas.
vista una noche, vistas todas.
las mujeres, claro. las minifaldas, taconcitos, ajuste ceñido de caderas, tres dedos saliendo de la punta del zapato, la incoherencia en forma de risita casual, el toque de queda rollo mirada asesina, las mujeres, te decía, son esa ruleta mitad "de la fortuna" mitad "rusa" que esperan apoyadas en un tercio medio vacío fumando luky strike con tus deseos más ocultos. y hay veces, gracias, que te ofrecen una calada.
pero si quieres sacarle la gracia al asunto, tendrás que reirte de la miseria. porque en la tele seguirá ronroneando el ejercito de vendedores a cómodos plazos, la publicidad y el chute de dormidera cerebral que te mete el gusanillo en el cuerpo. prueba a apagar ese aparato. y después me llamas a mi drogadicto.
y el problema no sabes si es de tiempo o es de espacio. tú me decías: quiero dejar las drogas, pero no sé dónde ni cuando. así que sacabas una segunda respuesta del bolsillo pequeño del pantalón y desdoblabas mis propias contradicciones intentando no hacerte demasiado caso. me decías: hay un laberinto en cada ser humano, y no creo que tenga salida. a mi me venía bien que fuera así, porque en el fondo me sentía como un cuadro de pollok pero en barato. una baratija llena de fuerza pero ningun objetivo. de qué sirve tener armas si no tienes a quien matar.
la crónica era una resaca sin desencanto, arbitraria, triste como una canción en día de lluvia, apagado como un verano sin ceniceros, y nada que sirviera para salvar el cuello iba a servirte esta vez.
dejaste de avisar cuando vienieron las grúas, cuando volvieron de aquellos amaneceres sin nada a cambio, te miraste en el brillo de los ascensores y es por eso que tomaste el rumbo de las escaleras, aun te sentías cansado pero preferías eso a esperar a que se abriera una puerta.
con 17 tacos uno no espera ni al autobús.
en cierta manera era normal que no llevaras esparadrapo, que no supieras a qué sabía, que intentaras parecerte a las fábulas a pesar de toda la torpeza. no querías tener hijos, ni casa, ni manual de instrucciones. pero en el fondo hay sitio, así que te sentaste, miraste a los viejos amigos, a la camarera, a los signos de exclamación de al otro lado de la puerta, y como no te sentiste vacío quisiste volver a comprobarlo.
y en eso andamos un poco todos. en mitad del camino, conformandonos con entender unas pocas cosas y sentir el resto. llega un punto en el que como humano no exiges a la especie grandes sacrificios. un poquito de dignidad, algún que otro principio y mantenerse en pie si llegan las bombas.
pero has visto el pozo vacío donde otros se ahogan y te conformas con que no te salpique la mala sangre que hierve en ciertos artificios, en algunas escopetas de feria, en el paisaje de las postales de los todo a 100 con pancartas de belleza por 4 duros.
en fin, un día dios dijo: hagase la luz
y entonces llamó a iberdrola
donde le informaron que tardarían en dar el alta en un plazo de 2 a 5 días. laborables, nos ha jodido.
y lo único que pensó fue que tendría que bajar al bar para ver el partido del domingo.

ganas de fábrica

cómo conjugar
el pasado imperfecto de mis miedos
con el futuro incondicional de mis valentías.

cómo saber dónde pisar
si las huellas que no dejé
jamás fueron
y las que no haré
nunca serán.

mierda.
cómo luchar ante la inspiración de la culpa
si solo tengo un deseo de inocencia.

cómo lidiar las asperezas de tantos años rasgando paredes
si ahora entiendo
que la única forma de suavidad
es besar la piel a caricias.

cómo fundir este rostro de hielo
con el fuego que me quema en la garganta.

cómo vivir a pesar de la muerte
o morir sin saber que la vida
y en fin,
cómo nadar contracorriente
y no dudar de que son ellos los que están equivocados.

cómo salir a la calle con ganas de reir y no llorar
o cómo llorar sin reir en el intento.

tantas monedas,
tantos dados
que uno termina por confundir el destino con el azar,
el juego con el ahorcado.

¿no será que acaso es eso?
un ir y venir dislocado,
inconexo,
tan sencillo de entender como dificil de explicar,
un niño con voz de viejo, un edificio de ruinas,
un cristal de reflejos,
un desguace de coche con motor y sueños,
adicto al asfalto,
con ganas de fábrica de acelerar.