Hay un mar de lodo al lado del río donde te ríes en las
postales,
cloacas enteras de quiensabes y de nadiecontestas que
claudican
como si hubiera un reino de preguntas inciertas ensuciándonos
tras nosotros, atascándonos los asumideros en cada bostezo,
el joven drogadicto ya no quiere bailar si no tiene su
rayita en el baño,
la chica de las anfetaminas ha parpadeado su último sueño
y ahora sólo quiere follar mientras la ciudad duerme,
los desahucios han abonado los terrenos sin propiedad de los
abandonados
y sólo ve crecer margaritas en el sino de los containers
sólo huele a polución y policías,
sólo abanica un presagio en el que no hay música que no
surja de afilar una herida,
presa del pánico, la honestidad huye de los cazadores de tendencias,
la noche es como una balada de depredadores enseñando sus
dientes post mamada,
ya nadie da las gracias después de correrse,
a veces hay un abrazo que cambia el mundo pero este, ciego,
sigue girando,
sólo se detiene si un juez corrupto da la orden
y el miedo hace su trabajo,
los niños ya no lloran cárceles, sólo se duermen memorizando
los prejucios de siglos enteros
y pasados,
la mecha se apagó y murieron duendes como dragones que
escupían ceniza,
solo queda un retrato robot de nuestro alma tan llena de
números,
la espuma de una vida que se deshace como un tedio
contagiado de sonrisa en sonrisa,
pobre médico aquel que quiera curarnos con pastillas legales
nuestra tristeza de contrabando,
pobre doctor y su razón, que todo lo cura,
acolchad el silencio, porque vamos a estrellarnos contra
señales de stop
que fuman el opio de nuestras ideas,
vamos a enfrentarnos a golpes contra la verdadera ostia de
descorrer la cortina
y ver
ese paisaje de cacerolas oxidadas
y huesos rotos
y ningún testigo,
que alguien dispare solo por intentar a la suerte,
que nadie venga con un carro de cal a quitarle el olor a
esta pobre podredumbre,
es el viento de sabernos liebres lo único que juzgará
nuestra huida de galgos
sin huracán ni motivo,
supervivientes de una mera pausa,
nada en la historia nos dirá lo que hicimos
excepto el dedo de los hijos que nos señalan
por lo que no,
esa fue nuestra huella jamás dejada,
el camino hecho de lo que nunca ocurrirá,
la paz ganada
mi vida
la guerra perdida
la nuestra.