lunes, 18 de abril de 2016

Envasados a un vacío de cimas inmensas
como rutinas en soledad
impuestos y robados
obligados al no ser
convencidos del no preguntar
sumisos de querer abarcar una nada doméstica.

(Si todo es casual y tiene un por qué
entonces la culpa es nuestra.)

Marcados por un mercado de vanidades
aceptamos la careta y el cansancio
mientras compramos la seda en el estraperlo
barato de crecer pisando
un olvido de heridas
una herida de olvidos

(Nosotros, los heridos.
Nosotros, los olvidados.)

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La inmensidad de sentirse minúsculo junto a dos poetas tan tan grandes.