La obsesión por rebuscar entre palabras, rascar las heridas,
hurgarse en el dolor.
Mirar a la gente analizándola.
¿Con qué metáfora te definiría? ¿Dónde la vida y cuándo la
ficción?
Soy el actor que hace de mí mismo cada día y venía a
levantar el telón de los abismos.
Les recibiré en mi jaula.
Pondremos música y cerveza.
Contaré historias tristes que te harán creer que hablo de
ti, que puedo hacerlo sin compasión ni tapujos, tan solo camino en la zona
muerta de resucitar cada mañana y respirar, ese acto de suciedad anónima, de
impoluta polución, ese gris espacio en el que dos pasos después te sientas
sobre la silla apartando el polvo y la luz, como si una cortina de pájaros
despegaran cada vez que reposaras la cabeza y cerraras los ojos.
Tengo tus sueños sembrándose en una carretera con demasiadas
curvas, les subo la persiana cada vez que anochecen y les riego con mi voz cada
semana, abracadabra parecen decir, a veces incluso lo gritan, vociferan
alaridos como niños saliendo en espantada, huyendo del vacío y llenos de
terror, como ratas en mitad de un océano de naufragios buscando a la
desesperada, reclamando su trocito de piedad en cada cuento.
Claro que dan miedo.
Por eso solo aparecen cuando duermes, para no asustarte.
Pero ya que has venido, ya que estás aquí recostado junto a mí, meciéndote en
el aullido de esta puta canción de luna llena, recemos, al menos, por ella.
Por su dulce reflejo en la oscuridad y su alargado traje de
insomnios en cada celda.
Qué humildad de teclas te han traído hasta aquí, amor, si
solo eres una palabra.
Qué disculpa serena o rencor eterno, qué clase de perdón
atado a un castigo,
qué mendicidad de silencios harán falta para otorgarte,
amor,
qué revolución en cadena traes, qué libertad atrapada,
qué precipicio de cima tan alta al que me has traído con los
ojos tras la venda,
yo vivía de promesas imposibles, de anhelos de primera vez,
del intangible sustento de lo mejorable,
yo vivía de sombras en la pared y tú te empeñaste en dejarme
ciego sólo por mirarte,
amor,
solo por querer tocarte o darte un beso,
solo por saber que hasta en el dolor fuiste tan grande como
nunca jamás pude haber sentido.
Amor.
Si le veis, decidle que sigo buscando un culpable.