me metí en la poesía con una antología de benedetti. en tardes de 17 años leía y cogía aire de aquel viejo bonachón al que siempre (me quedé con las ganas) quise dar un abrazo. subrayaba con lápiz sus libros en prestamo de la biblioteca pública y llenaba los apuntes de literatura de segundo de bachillerato con frases sueltas en todos sus márgenes. aprender imitando. eso lo hemos hecho todos, supongo.
al poco, en la feria del libro de palencia, en las casetas del salón, dando una vuelta una tarde -seguramente de domingo- con frontela, me paré ante un librito rojo de un tal luis garcía montero. casi 100 poemas, se titulaba. me dije: son bastantes, aunque no todos sean buenos alguno merecerá la pena. y me lo pillé. mi segundo libro de poesía.
aun conservo estos dos libros. son dificiles de encontrar porque nunca están en la estantería y mi habitación (quien la ha visto puede corroborarlo) es un completo desastre. y son de esos libros que no dejo a nadie que no viva conmigo.
benedetti y montero. esa fue mi primeriza bandera.
durante mucho tiempo (9 años me dicen las cuentas) los he utilizado para entender la amistad, para ver el mundo, conocer la historia, juzgar la justicia o intuir que el amor y la libertad van de la mano aunque otros quieran venderlo al revés.
y por supuesto, para ligar con algunas chicas que entendían
de poesía pero en otra de sus formas. distintas posturas. como aquel pacto que firmé con guille cuando le conocí: si es para un polvo vale robar un verso. y eso hecho unas cuantas veces. lo reconozco.
la suerte es un capricho que la vida no siempre te concede. visto así, solo puedo decir que soy un niño mimado: he tenido la suerte de compartir charlas, micros, noches o cervezas con los mejores poetas de hoy en día. he salido a dar un paseo por el mundo literario bien sujeto de la mano de gigantes de la literatura. he sido testigo de una generación sin nombre que todavía no sabe hasta dónde llegará, pero se les ve con fuerzas.
y he cumplido sueños. bastantes. más de los que quizá me haya merecido. quién sabe. el caso es que marcus e isa han hecho que tache otro más de la lista de cuentas pendientes conmigo mismo. este sábado, en los diablo azules, compartiré local, escenario y micro con garcía montero. imaginense la cara que pude poner cuando los jefes de casimiro me lo dijeron. las veces que no he querido pensar demasiado en ello desde entonces. el respeto que me supone escribir todo esto para anunciar un recital.
y dar las gracias.
de nuevo.
a marcus e isa, por volver a hacerlo. y otros muchos, muchisimos más, por seguir estando.
dejó el cartel aquí colgado.
para el que le pueda interesar.
