miércoles, 25 de noviembre de 2015

Hasta nunca, para siempre.

(Nada.
Otra mujer asesinada.
Nada. Nada. Nada.
Eso es lo que pasa.)

...

Me da igual tu vida de ninguno cabizbajo
pobre títere necesitado de cuerdas para ahogarte ahogando
me da igual tu disfraz solitario de lobo sin dignidad
tu mentira de sonrisa hecha pedazos
tu miedo a ser el menos del uno más
me da igual
tener que pisar tu mierda apagada
o que te mueras en soledad.

Ojalá.

Me das igual.
Tú y todas las desgracias que te puedan llegar a ocurrir
y que te ocurrirán, no lo dudes, todos nos vamos a encargar de ello.
De ella.
Y de ti.

Cada gotita de miedo que provoques
traerá toneladas de consecuencias en cada paso que te atrevas a dar
si te atreves,  valiente.

Cada trocito de odio que generes
traerá consigo el amor de sabernos fuertes y unidos contra ti
el desprecio inerte que formará tu presencia
la indiferencia que alimentarás
el vacío con el que soñarás solo será el principio  
de tu nada ausente
de tu tristeza perenne y turbia.

Somos las personas a las que nunca quisiste amar
sólo tener
y hemos traído la palabra vergüenza para grapártela
en la frente como una idea
en la espalda como un peso
en las piernas como una hoguera.   

No hay refugio para tu condena
ni pena donde puedas esconderte.
La limosna de extirpar tu estirpe de herida y muerte
es nuestra guerra.

La belleza nos protege:

Las queremos vivas.
Las queremos libres.
Las queremos ellas.

Siempre.