sábado, 26 de mayo de 2012

no se me puede dejar solo, 
empiezo a hacerme pajas 
mentales 
y cuando me quiero dar cuenta 
he llenado todos mis pensamientos 
de semen.

sábado, 19 de mayo de 2012

tuyo

Tú y yo. 
Te recuerdo protestando porque decías que aquella maldita y griega nos separaba 
y yo paré y te dije: puedes quitarla, sólo tienes que pulsar supr 3 veces para que sea tuyo. 
Ya lo eres, me dijiste sonriendo, así que no te pongas cursidramático que me entra la risa. 
Lo pensé, 
¿Cómo algo tan precioso puede ser tan incompatible con un orgasmo? 
no tengo ni puta idea 
pero seguí haciendo eses con la lengua 
por si acaso.

jueves, 10 de mayo de 2012

esa mierda sin velas a la deriva

Hace varias colillas
que dejé de contar los cigarros que he fumado
desde que te fuiste.
Y sigo fumando.


Es lo único que hago, se podría decir.
Antes tenía puesta música
pero me di cuenta de que ni siquiera la escuchaba.
Así que cerré el reproductor
y ahora el único ruido que hay es del ventilador del ordenata
y la calle de fondo.
Camiones de la basura. Un par de negros gritando.
Alguna persiana que se baja.
Como mis ojos.


El desorden de la habitación me entretiene.
Sobre la mesilla un par de vasos de chupito
del día que a Jorge le despidieron
y se bebió tres seguidos de whisky
exigiéndome que le acompañara.
Y cómo no.


La chocolatina esa de arroz inflado que no te terminaste
porque no te gustaba, 
un desodorante (que te has dejado),
un paquete de cleenex con un destino irremediable de semen
(porque si la única corrida que tuve con honestidad me salió por los ojos,
las únicas lágrimas que derramaré me saldrán por la polla) 
un mechero que no funciona, una lata de cerveza que uso de cenicero,
5 filtros y un librito de poesía
que me dieron en un recital en Toledo.
Solo eso en la mesilla. 
Y el flexo, claro. Lleno de polvo, por cierto.


Así me entretengo.
Voy repasando objetos como si ellos pudieran decirme algo,
como si fueran a darme un consejo o una bofetada.
Miro los posters de las paredes, el escritorio,
las estanterías con todas esas cajas apiladas encima de ellas,
el suelo lleno de vaqueros y camisetas tiradas,
de zapatos que no uso,
¿qué demonios hará un paquete de galletas abierto en el cesto
de la ropa sucia?


Y eso hago, como decía: fumando.
Con esa aspereza de a quien le cuesta afeitarse más de una vez cada dos semanas,
distante y callado como un francotirador sin objetivos.
Esperando.


Que el vacío tome forma y haga ruido como la angustia,
que chirríe un crepitar de deseos muertos en nuestros oídos,
que las migas reconozcan su moho de camino de vuelta a la desesperada.


Que los pétalos marchiteen la escarcha hasta perderse 
como un hielo en alcohol,
que el verano prohíba las minifaldas,
que no exista el brillo después de tus ojos,
que hasta la luz se pudra
y se apague de nostalgias el sol.


Que no haya nada más
allá de la puerta cerrada de la habitación,
que se llenen de frío la cama, el whisky,
los cigarros,
que la carcoma termine con el delirio alcohólico de las esperanzas,
que se rompan las ventanas o que los pájaros se mueran sin ti.


Que la orina desborde sumideros como el cansancio
y nos crezcan los insectos como dudas en la piel,
y nos muramos de sed, como las resacas
o el desierto.


Esperando, decía.
Que pase algo, joder.
Y que el tiempo no pase como si no pasara nada
cuando sí lo hace: pasa.


Como ayer, cuando todo iba bien…

miércoles, 2 de mayo de 2012

en los bolsillos vacíos crecen piedras*

Venían con lo puesto a ponerse ciegos
envolviendo (como si fuera un regalo) 
una nueva forma de pobreza. 


Intermiedaron 
con síes a medias y noes rotundos como un imperio. 
En la escalera, todos íbamos un peldaño por debajo 
esperando el derrumbamiento, pero nunca ocurría nada. 


Nos dijeron que sus lujos eran nuestras necesidades 
y envidiando el cielo, dejamos de soñar con la tierra. 


Cuando nos quisimos dar cuenta no habíamos llegado a ningún sitio 
y había que pagar el viaje. 


En nuestros bolsillos vacíos: piedras.


No nos costó tirar la primera. 


 *frase de "el roto"