lunes, 30 de enero de 2012

envidia

no sabría decirte el por qué de la envidia,
pero me asalta
y es como una manada de termitas que me azota por dentro
y me corroe como las ratas cuando tienen hambre,
o como el ácido deshaciéndose en mis mejillas hasta dejar
el pómulo en hueso y carne
ya no sé si muerta
o viva.

y es pesada como tragar plomo
o beber mercurio.

o como si un domingo de insomnio
a las 4 de la mañana
me quedara sin tabaco.

y no sé, la envidia, a cuento de qué
pero viene y es como un katrina de suciedad
y cartones mojados
que me plastifican las costillas por dentro
mientras siento miedo
sobre todo
de mi mismo.

de lo que soy capaz de hacer y aun más
de lo que ni siquiera me atrevo a intentar
pese a todo:
aunque no tenga nada que perder
sigo encerrado en mis propios prejuicios
como si así
pudiera sentirme a salvo
de tener que conceder explicaciones.

así que no sé a qué la envidia cuando viene
pero viene
y deja la vergüenza de mi escuálida desnudez
tiritando de frío en mitad de un baile de disfraces
al que no he sido invitado
y tampoco soy bienvenido.

y me va consumiendo como la pólvora
o los años,

y me riega de cenizas los principios
mientras apuesto por el gris
contra la dictadura de los arco iris.

temeroso del grito y su periferia
me escondo en el silencio
de mis estupideces.

y de mis miserias.

y tú me preguntas qué ocurre
y yo pienso: si tú supieras
y supieras cuánto puedo llegar a estar de podrido...

así que perdona
si ves que te miro
con gesto radiofónico al ausentarme
cuando a veces me buscas para mecer tu risa en mis labios
y yo me agacho
como al que se le han caído unas monedas
y las sigue rodando.

hasta que me presente limpio a tu fiesta
por favor, no vengas a buscarme.

no quiero que me veas chapotear entre mi propia mierda
mientras trato, como siempre, de no ahogarme.

viernes, 27 de enero de 2012

saltos y redes

últimamente
solo veo derrotas en el invierno,
y no me refiero al reflejo amargo del sudor en el suelo
si no a esa perpetuidad en los paréntesis
y su falta de ganas
cuando alguien te pregunta
qué hiciste en todo este tiempo
y sólo te sale responderle
nada.

es como colgar las botas
en el vestuario
y mirarlas
dudando de si quieres seguir jugando
o si en cambio ya tuviste suficiente
y a otra cosa.

ese cruce que en cada noche
te plantea el intermitente
de ir al baño y pedirte una copa
o seguir con las cervezas
y el humo
mientras coloreas las tristezas
como los niños cuando aprenden a pintar:
improvisando.

no debería caer
en este cara a cara de catastrofismos
pero he salido a correr
y ha vuelto a dolerme la rodilla.

ni siquiera me he cansado.

veo las heridas ajenas,
sus manos manchadas
y sus ojeras de horarios impuestos por supervivencia
y dudo de mí
por mis privilegios,
desconfío de mis oportunidades
y no me fío
de mis saltos al vacío
porque abrí las ventanas
en lugar de romperlas.

y así no se hace, pienso.

de qué sirven los precipicios sin cristales rotos
y qué mérito puede tener
escalar con arnés cualquier montaña, por alta que sea.

la red del por si acaso me caía
la he utilizado para encajar goles
y ahora
me dan miedo las alturas
y las goleadas.

encerrado en mi habitación de los 18
mientras el frío avanza como sólo lo hace
en las ciudades de provincia
analizo mi vida como si fuera una sucesión de cromos
y no sé
si es el principio de todo
o el final de nada.

domingo, 22 de enero de 2012

intro-misión

la nostalgia es llegar a casa a las 2,
6 horas y media después de haberte dejado bajando
las escaleras de gran vía
y pensar que ha pasado una vida desde que te fuiste.

y que solo me quedan 6.
vidas.
Y unas cuantas más de horas.
Para verte.

echarte de menos
es pasarme la noche dando de beber a la gente
y morirme de sed
al pronunciar tu nombre.

Es lo que tienen las doncellas y los manantiales.
es decir: lo que tú tienes.
llamémosle X, me parece bien.

Las ganas
son como pequeñas explosiones
que encienden los motores y mis engranajes
como una hélice dando vueltas alrededor de ti.

O meterme en el facebook
y que sea el tuyo el que se abra
y yo me vista de rojo para escribir en él
como un diablillo que trata de pellizcarte el culo.

tu culo, por qué lo habré dicho...

en fin, que me voy a la cama,
ojalá el mundo fuera como una travesura en internet
y al meterme en mi cama
me metiera en la tuya.

entonces sí que escribiría una buena poesía.

martes, 17 de enero de 2012

yo también me cago en la biología.


estarás estudiando porque el jueves tienes examen
y el sábado te vuelves a ir
y hoy es martes
y yo llevo todo el día imaginándote entre apuntes
y bibliotecas
buscando en el índice con el que te señalo
las páginas impresas
de semen
sobre ti, cariño,


ojalá supiera decirlo de otra manera.

a 35 minutos de renfe
el amor juega al escondite tras el hilo del tanga
morado
que llevabas hace un rato en mi cabeza.

mientras me masturbaba.

y solo sé que habrá mirar cómo
y dónde
el jueves, después de que hayas aprobado ese maldito examen
y antes de que me ponga a driblar poesías
en el restaurante, digo,
tendremos que hacer encaje de horarios
para lamernos
el no habernos visto en 3 días.

joder. uno más y no resucito.
si está carmelo por ahí,
dile que yo también me cago en la biología.




aprovecho esta instantánea para explicar el paisaje: es martes. y otra vez he dejado para dos días antes anunciar un recital. es decir: el jueves. en la que ha sido mi segunda casa en los últimos 3 años. el restaurante "este o este". donde trabajo. un sitio con ese encanto que solo tiene lo impredecible. según entras hay como unas columnas de madera en un semi hall antes de llegar a la zona de barra de. un cuadro de Modigliani y un collage de Camus. Albert, se entiende. la cerveza es brabante en grifo y suelen tener botellines de mahou. el rioja de la casa es blason de esquide. hay crianza, normalmente bourdón, aunque esta semana también tenian varias botellas de el coto. el ribera es de Viñamayor. y hay refrescos y mierdas de esas. incluso agua. y Mariwan. el jefe que odia que le llamen tal. intentando explicar en ese español del kurdistán alguna metáfora de Rumi. un poeta de allí. a Alán. que estará, seguro, más atento al silueteo de la rubia del vestido ceñido que a las palabras de amigo y socio. josefina en la cocina, dándonos de comer como las madres que vigilan atentas mientras los niños juegan en el patio. vaya trío estos 3. el disparatado espíritu de un sitio que quiere hacerse pasar por serio, pero nadie logra evitar la risa, ni falta que hace. aun no sabemos (los que conozcan el sitio acepto opiniones) si será, el recital, en el salón de dentro, bajo los retratos y su mirada de(apunten, pa cuando vayan) kierkegaard, schopenhauer, heidegger, Sartre, Socrates, nietzsche, foucault, unamuno y espinoza, de derecha a izquierda y mezclando arribas y abajos. y Coltrone en frente, junto a la puerta del baño. o mejor en la zona de la barra, a la altura de la mesa 5, que es la primera mesa alta después del hall. lo estamos discutiendo, y cada día pienso una cosa. pero bueno, ya lo decidiremos.
así que eso. dejo el extraño (y atrayente, que no sé si es lo mismo que atractivo) cartel que marcus se ha marcado sobre el (warholiano?) retrato de Mickaela Jagger (master).

y otra cosa:

GRACIAS.

por todo el apoyo que habéis esparcido sobre el suelo donde me caigo, para que no me caiga. muchísimas gracias.
Todo va bien. hasta el sábado. claro.




viernes, 13 de enero de 2012

Todo iba bien

Todo iba bien. Sol acababa de llegar el día anterior. El martes. Fui a buscarla al aeropuerto. Allí estaban su madre y su tía. El avión llegó media hora tarde y luego tiramos pa Serracines. La madre y la tía se bajaron en Daganzo, 10 kilómetros antes. A Marisol (digamos mi “suegra”, yo se lo digo de broma siempre) no le gusta conducir, así que usa el coche para ir a Daganzo y allí pilla un bus. Son muy graciosas con todo eso, la verdad. Pero a ellas nunca les pasará cosas como las de hoy, claro, o es mucho más difícil que las ocurra al menos. La distancia que separa la precaución de la cobardía es la misma que separa la valentía de la temeridad. Y hay muchos niveles entre medias.

Cuando aparcamos en la puerta, Sol y yo nos besamos al fin. Quiero decir un beso como dios manda (quien dice dios puede decir el diablo). De esos que das cuando sabes que nadie mira. De esos. Incluso (y no diré mucho más de estos aspectos en toda la historia, se acabó la pornografía) la metí mano, así con ese picante que dan los reencuentros, olfateando como un depredador a su presa. Luego ya bajamos del coche y entramos en casa. Duna al principio no venía, así que Sol tuvo que llamarla y apareció escopetada, pasó entre mis piernas, y fue directa a saltar sobre ella. La Duna. Qué maja. Habían dejado una bolsa de setas colgada de la verja. Sol estaba jugando con la perra así que no me escuchó cuando se lo dije. Cuando al fin me oyó, le pregunté qué hacía con ellas. Cójelas, me digo con tanta obviedad que me sentí hasta ridículo. Entramos. Le dije a Sol que no había ninguna nota, y que de quién serían o por qué estaban ahí. Me dijo que no sabía, que a ella qué le contaba, y que tenían buena pinta. Las dejé en la encimera.

Hacía mucho frío en su casa, pusimos la calefa y al poco vinieron estas dos. Luego cenamos un puré de verduras al que eché sal con timidez, para que nadie se sintiera ofendido, y después del piti tiramos pa la cama. Que había más ganas que sueño. Como he dicho que me iba a saltar la pornografía pasaré directo al día siguiente. Nos despertamos. Hicimos el vago un rato, ya sabéis, la das un beso y te quedas dormido un poco más todavía, acurrucaditos, como buscando el calor más por contacto que por mantas. Luego Sol dijo que se levantaba y lo hizo, de un salto. Cuando quise abrir los dos ojos ya estaba de pie y poniéndose una sudadera (sí, hacía frío, Sol se había concentrado en calentar la cama pasando por alto el resto de la habitación). Pensé “up¡¡” y eso hice.

Así que esto ya es hoy. Desayunamos. Era un poco tarde. Pero aun así desayunamos. Sol café, yo colacao. Marisol estaba con la olla exprés haciendo un cocido, de bienvenida, bien calentito. Y en una cantidad desorbitada. De hecho, a la hora y media o así nos pusimos a comer. Yo eso es algo que no lo llevo del todo bien: juntar el desayuno de la comida. Estas semanas que he trasnochado en un claro ejemplo de noctambulismo arbitrario, me levantaba bastante tarde, así que desayunaba y ya no comía hasta después de currar, como mínimo a las 23:30. Y por eso no he podido repetir. Lo del cocido es gracioso. No he visto plato que provoque más variedad de estilos a la hora de enfocar su ingesta. Yo, poco a poco, he terminado por hacerlo en dos partes, pero en el mismo plato. Primero me hecho sopa con garbanzos (más o menos la mitad de los que voy a comer) y cuando voy a terminar ese primer plato, cuando justo queda todavía unos pocos fideos, algún garbanzo suelto y un el fondo aun tiene un par de cucharadas de caldo, entonces echo la otra mitad de los garbanzos (y cuando he dicho garbanzos he querido decir con las verduras y tal) y mi trocito de chorizo, de morcilla, de gallina, pollo, cerdo, tocino, o lo que cada uno le eche. Y luego, si veo que me cabe un poco más en el buche, me hago una ración de mínimos de las 3 partes (sopa, garbanzos y carne) y a correr. Pero hoy no he podido repetir. Y como éstas comen muy poco, pues ha sobrado medio cocido. Marisol ha dicho que me lo llevara, que yo lo iba a disfrutar más. Me ha metido todo el sobrante en un tuper y la sopa en un frasquito de los de los garbanzos, y me lo ha juntao todo en una bolsa (junto con el salmón, pero esa es otra historia que quizá en otro momento).

Luego hemos vuelto Sol y yo a su habitación. Me he tirado en la cama a jugar con los tigres de peluche. Y ella ha estado ojeando el correo, el facebook y esas cosas. Yo la he pedido que me leyera la portada del AS, y lo ha hecho como a regañadientes, como haciendo evidente lo estúpido de la situación. Luego la he hecho una pregunta que me hicieron el otro día cuando llovió. ¿Si llueve, y se te moja la ropa porque se te olvidó meterla (o no pudiste), hay que volver a lavarla o el agua de la lluvia no mancha? Yo creo que no la volvería a lavar. Aunque como yo nunca tiendo la ropa al aire libre nunca tendré ese problema. Es más, creo que lo hago precisamente por eso.

No sabía si tendría que ir a currar. No había hablado con Mariwan en dos días y no sé en qué habíamos quedado. Sol dijo que si no curraba, se venía conmigo a Madrid y podíamos incluso ir al cine (mucho inclusir, me da a mí la impresión). Si curraba, entonces se quedaba a ver si estudiaba algo del examen del viernes. Me llegó el mensaje de Mariwan, diciéndome que si abría yo, y que comprara pan pita y tahina (como vivo en Lavapiés, a veces me pide que le pille cosas que solo venden en los pakis). Calculé de salir sobre las 17:30, para ver si regateaba en algo el atasco de entrada por la A2. Me tomé un café antes de irme. Sol salió en pijama a darme un beso en el coche. Estaba hogareñamente preciosa. Puse música, y tiré millas. Hacía tiempo que no pillaba el coche. Después del atracón de año que llevaba, había acabado hasta las pelotas del limusino. Con todo el cariño, eh. Le quiero mucho, pero siempre he sido más de que me lleven. O de ir a pata cuando se puede, claro. Según mis cálculos tenía que dejar el coche en la cochera de Presen a las 18:30, para ir a casa en metro, dejar el cocido de Marisol, comprar pan pita y tahina y ya ir a casa de Alan, pedirle las llaves del restaurante, y abrir finalmente el garito. Esos eran mis planes.
Y como he dicho al principio: Todo iba bien.

Al llegar a Madrid he pillado un pelín de atasco a la hora de coger la M-30. Ahí he dudado si ir a Lavapiés con el coche y dejarle por allí aparcado. Pero entre segundas y primeras he pensado que mejor en la cochera de Presen, porque no tengo pensado usarlo estos días y me ha estado dando problemas de arranque estos últimos meses, me dijeron que seguramente por la batería, pero yo no lo creo, porque giro la llave y el coche lo intenta lo intenta lo intenta pero no. Y lo vuelvo a intentar y así de nuevo hasta que al fin arranca. Así que no sé, pero yo creo que no es la batería. Estuvo casi dos meses sin usarse en la cochera y terminó por arrancar. Es otra cosa. Además, ¿por qué no ponen un indicador de batería en los coches? Joder, que mi móvil tiene uno, ¿por qué mi coche no? Así sabría a ciencia cierta si tiene batería o no. a lo que iba, que en mitad del semi atasco decidí que mejor en la cochera y pa allá fui. Tranquilo. Mirando el reloj y controlando tiempos. Escuchando a Nacho. No tenía prisas. Ricardo Ortiz. Tengo que girar a la izquierda para Montejurra, que es la calle de la casa (y su cochera) de mi tía, viene un coche de frente, paro en mitad de la calzada con el intermitente puesto, el coche pasa, acelero y PUM!! Me doy contra una moto, no la he visto o no sé lo que ha pasado, la moto ha rodado y hay una chica tirada en el suelo, meto el freno de mano, abro la puerta y salgo corriendo, veo a la chica mientras cojo el móvil y quito la puta música que sigue sonando, ¿tengo miedo? Todavía no, pero estoy temblando, una mujer me dice que llame al 112. Eso trato. Logró quitar la música y llamar. Paro a un coche que viene hacia nosotros. Luego para otro. Una señora aparece y empieza a coordinar un poco el tráfico. Pase usted, ahora usted, espérese coño. El 112 me coge y hasta yo me sorprendo de mi precisión y velocidad, he tenido un accidente de tráfico con una motorista que está en el suelo, al principio de la calle Montejurra cruce con Ricardo Ortiz. La chica me repite los datos importantes: motorista accidentado, Montejurra con Ricardo Ortiz, no cuelgue, unos segundos, 5 quizá, no lo sé, mi percepción temporal va a otro ritmo en esos momentos, le habla el Samur, está saliendo una ambulancia para Montejurra con Ricardo Ortiz, es correcto, digo que sí, hay algún herido, una chica que iba en moto, está consciente, me acerco a ella y la miro a los ojos, entonces me doy cuenta de que tengo miedo, porque cuando la miro ella trata de tranquilizarme a mí, me dice calma con los ojos, y a mí me sale pedirla perdón con los ojos, sin decirla nada, la digo lo siento y me tiemblan los ojos y le digo sí, está consciente, ¿tiene movilidad en manos y pies? Se lo pregunto y me dice que sí, que sí la tiene, que está bien, que solo la duele la pelvis un poco, un hombre dice que del golpe, todos insistimos en que no se mueva, que se quede así por si acaso, el del Samur me dice eso mismo y que llegarán en breves, muchas gracias, me dice, y ese gracias me duele, me duele, me duele, cuelgo el teléfono, tengo dos mensajes y una raya de batería, a la chica la han tapado con un abrigo, está en el suelo, medio tumbada porque tiene una mochila y está sobre ella, insiste que está bien, que no me preocupe, una persona pregunta qué ha pasado, yo le digo que no lo sé, que no tengo ni puta idea, que la he atropellado pero no sé cómo, un chico me dice que ponga unos triángulos, voy corriendo al coche y cojo los triángulos y mi chupa, voy corriendo y le doy la chupa a una señora para que la tape y ella la pone sobre sus piernas, pongo un triángulo en la calle Montejurra pero en Ricardo Ortiz no sé dónde ponerlo, porque es un cruce, me lío en qué hacer y un tipo me dice que lo ponga antes del cruce, unos metros más allá, eso hago y me llega un mensaje del 112 confirmando la ambulancia, que llega al muy poco, me acerco a la chica y la digo lo siento, no sé lo que ha pasado, y la chica me dice que esté tranquilo, que ella está bien, una señora se acerca y me dice que esté tranquilo, que no ha pasado nada, que los dos nos hemos cruzado, que ella ha salido cuando yo entraba pero no lo entiendo, no entiendo lo que ha pasado y un par de señoras más me dicen que no ha sido mi culpa pero sigo sin entenderlo, creo que me quieren tranquilizar o algo así, les digo que no lo sé, que simplemente no sé de dónde ha salido, si detrás del coche y entonces dudo de mí, porque tenía que haberla visto y es una cagada de esas que aunque sean involuntarias son tochas, no es como darle un roce a alguien, me acerco a la chica y la vuelvo a pedir perdón, a ella se la ve más tranquila que a mí, el casco ha salido volando y lo trae un tipo joven, entre un par de chicos han levantado la moto y la han puesto en la acera, 5 o 6 están alrededor de ella, yo también, un par de señoras tratan de que no me preocupe, una le dice a la chica: mira que chico tan guapo te ha atropellado. Nos miramos y sonreímos. Es guapa. Tiene una sonrisa muy bonita. Además parece buen chico. La situación empieza a ser rara. Llega la ambulancia, para justo al lado, hablan con ella, la preguntan cosas, nos apartamos silenciosamente todos, la revisan y cuando llega el compañero le dice que traigan la camilla, que la suben, la pregunto cómo se llama cuando la están subiendo en la camilla. Virginia. Lo siento Virginia, de verdad. Uno del Samur me dice que vendrá la pasma, que me quede para solucionar todo el papeleo, digo que sí intentando parecer tranquilo aunque dudo que lo consiga porque la gente me sigue consolando y quitándome culpas, sigo sin saber qué decir, miro mi coche que tiene un golpe como tantos otros, pintura negra pero ni siquiera un bollo, la moto tiene jodida la chapa de la carrocería de debajo del asiento, donde la di, claro, pero todo lo demás está que parece que ni se ha rayado, un chico me dice que le pida las llaves de la moto a la chica para ponerla el candado, voy a corriendo a la ambulancia y se lo digo al médico o enfermero que está en la puerta, se la piden y me las pasa, es el típico llavero con muchas llaves colgando y varias cuerdas con cierres y varias llaves de autos o cosas así, se las doy al chico porque antes de intentarlo ya sabía que no iba a saber el candado, nunca he puesto ninguno y saber para cual es la llave, pero el chico lo hace con increíble rapidez y me las da al muy poco, se las devuelvo corriendo, la ambulancia se aparta, los peatones vamos quitándonos de la carretera, un tipo quita los triángulos que había puesto, me da uno y me dice que el otro lo apartado, le digo que muchísimas gracias, intento cerrar el puto triángulo pero estoy pa más fuerza que maña en esos momentos y se parte, joder, consigo cerrarlo y lo meto en la caja roja, llega la policía y me dice si soy yo el otro implicado, le digo que sí, que el coche detrás del cual han aparcado es el mío, que esa moto es la de ella, y que ella está en la ambulancia con los del Samur, me dice que vaya a por los papeles, le digo que voy a coger el triángulo y voy pero me dice que coja mejor después el triángulo, le digo que vale y le sigo, voy con él, me dice que le deje la documentación del coche, el seguro y la ITV, voy a la guantera, cómo no echa un puto cristo cruficado, se me caen pepeles de todo tipo, no lo encuentro, le digo al poli que tiene que estar ahí, que estoy un poco nervioso y que ahora mismo se lo doy, me dice que esté tranquilo, que me tome mi tiempo, que es una carpetilla más o menos así (y hace un cuadrado imaginario en el aire), ya caigo, miro de nuevo en la guantera y ahí está, se lo doy, dentro está todo, luego me pide el carné de conducir, ese lo llevo en la mochila, asiento de atrás, lo saco y se lo entrego. Se van con ellos. Les oigo hablar por la radio. Una de las señoras que todo el rato estaba tranquilizándome se acerca. Me dice: no ha sido tu culpa así que no digas que ha sido tu culpa. Y yo le digo: y si lo ha sido? Y ella me insiste en que no, que ella ha sido testigo, y esa señora (señala a una señora de de más atrás también). Le digo que no lo sé. Me dice que les diga que nos metimos a la vez. Pero no me veo capaz de inventarme nada en estos momentos. No tan nervioso. No puedo improvisar. Tengo que ceñirme a lo que sé, y es que todo iba bien. Todo iba bien. Me dice que diga que no sé nada, pero que no diga que ha sido culpa mía, que no me meta yo solo en líos por decir estupideces en momentos así de imprecisos, le digo que la entiendo y que muchas gracias, que no puedo nada más que lo digo, pero que no voy a decir lo que no sé, me dice que esté tranquilo, sobre todo tranquilo, me da una tarjeta, me dice que es abogada, Irma, ¿te llamas Irma? Sí. Muchas gracias Irma. Me dice que no diga que ha sido mi culpa, que no lo diga, que sobre todo no diga eso, insiste, le digo que vale, le digo que vale que sí, al final me grita y me llama imbécil y me dice: no la cagues, y se va. Me voy a fumar un cigarro. Me aparto a la acera y me empiezo a liar un pitillo. Y ahí aparece mi tía.

¿qué haces tú aquí? He atropellado a una motorista. ¿qué? Le cuento la historia, o lo que sé de ella, trato de ser preciso en los detalles, aunque no lo logro del todo, vamos a ver la moto y vemos el golpe, intentamos ver qué ha pasado pero sigo sin verlo claro, ninguna explicación me convence. Si ella baja por Montejurra, puede que saliera por el carril derecho por los coches en doble en fila, y yo no la viera al estar pendiente del coche de Ricardo Ortiz. Puede que viniera por Ricardo Ortiz junto al otro coche y no viera las luz de la moto debido a eso, pero yo estaba esperando, o sea, estaba parado esperando que el coche pasara, ¿cómo no pude ver la moto si venía justo detrás? A lo mejor sólo salía de la acera y no nos vimos. Ella no ha dicho nada. Así que no lo sé, tendría que decirme ella qué ha pasado porque yo no lo he entendido. Pero supongo que ella estará igual. Confundida. Si al menos supiera por dónde iba ella podría reconstruir los hechos. Ir situándome. Uno de los polis se ha puesto a poner multas a todos los doblefilas, que son un porrón. Viene una grúa y me dice que qué ha pasado. Se lo cuento un poco por encima. El poli me dice que si he llamado a la grúa. Le digo que yo no. El poli le dice al de la grúa que si alguien le ha llamado. El tipo dice que era a ver si hacía falta. El poli le dice que circule o le multa por estar él en doble fila. El gruísta trata de regatearle y el poli se va calentando, el otro vuelve a insistir y el poli ya saca las multas y dice a tomar por culo le voy a multar y el de la grúa ahí ya sí regula y va corriendo a la cabina en plan no no tranqui jefe, que mire ya me estoy yendo. El poli se da la vuelta y nos dice (a mi tía y a mí): estos hijos de puta nos pinchan la radio para ver si pescan en casos así. Mi tía y yo nos miramos flipando. Me llama el poli. Me pide los nombres de mi padre y de mi madre. Se los digo. Me pide la dirección de dónde vivo, y le digo a la mi tía que mejor doy la suya, por si esto llega a 2 años vista, se la da ella, el poli me dice que si queremos esperar en el coche para no pasar frío, que ahora nos da los papeles y que ha pasado nada, que parece que la chica está bien, que se la van a llevar al hospital para hacerle las pruebas de por si acaso pero que en principio no ha sido nada, le pregunto si podría hablar con ella y me dice que se la van a llevar ya, que ellos nos dan las papeles en un momento y que ya está, le digo que ok. Llamo a Mariwan y le digo que no voy a poder ir a abrir. Le cuento lo que ha pasado grosso modo y quedamos en hablar luego. El poli me da la documentación finalmente, le pregunto si habría alguna forma de contactar con ella, para saber qué tal está y ver qué pasó, me dice que se llama Virginia (y me di cuenta de que eso ya lo sabía) y que la llevaban al hospital Princesa, pero que no podía darme más datos. El poli se va, pero vuelve al momento con la carpetilla, toma que casi nos la quedamos. Ah, y el 17 (hoy es 14) te caduca la ITV. Mierda.

Voy al trabajo. Mi tía me acompaña al metro. Ella va a clases de baile. Pero va a llegar tarde. La digo que jo, que muchísimas gracias por haberse quedado. Nos damos un beso, quedamos en quedar antes de que venga Nur el 21. Cojo el metro. Llamo a Sol. Llamo a Frontela. Llamo a Dano. Llamo a mi madre (y ésta no me lo coge). Pienso en a quién más llamar. Necesito desahogarme. Contarlo. Alan me llama. Le digo que ya llego al restaurante. Cuando llego están Mariwan y Frontela. Se lo cuento a Josefina también. Después llega Dano. Trato de estar al curro, pero busco el número del hospital Princesa. Llevo y traigo cosas, no hay mucha gente, pero suficiente para no aburrirse. Para no pensar demasiado, pienso. Un cliente, por primera vez desde que estoy allí (unos 3 años) se sabe todos los rostros de los cuadros del salón. Me pilla por el pasillo todo emocionado y me dice: tenéis el salón lleno de filósofos. Le digo: efectivamente caballero. Y me lleva a que los vea con él. Se equivoca en Kierkeegard pero por simple precipitación, se ve que lo sabe, se sabe hasta Foucault y la única duda que tiene es del centro: Platón? Casi, su maestro. Sócrates!!! Exacto. Qué bueno, y por qué y cómo, yo soy profesor de filosofía y esto es algo que nunca había visto, le digo que a Mariwan le mola la filosofía, que es lo que él estudió, y que todo el mundo se confunde con Sócrates y dicen Aristóteles o Platón, es que es relativo me dice, y yo le digo: no existía la fotografía así que todo es más o menos por deducción. El tipo se ríe. Llamo al hospital. Me dicen que no hay nadie con ese nombre. Les cuento la peli, la tía me dice que a esa chica la han dado el alta al poco de llegar. Más tranqui. Hablo con mi madre. Le cuento la película y lo de la ITV. Tengo que ir mañana o el viernes. O sea que mañana a madrugar. Mierda.

Curro, ceno, cierro, y me piso a casa. Hablo con Sol, que va a preguntar a sus primos un sitio donde hacer la ITV sin dejar muchas horas. Me apetece una mierda coger el coche mañana. Cuelgo y quedo en llamarle cuando llegue a casa. Leo a los hermanos de Fiodor en el metro. Compro un par de litronas porque me apetece cerveza antes de dormir. Me pongo un vaso, hablo con Sol. Me cuenta. Le cuento. Nos contamos. Qué bueno saber que mañana volveré a verla, habiéndola visto hoy y ayer, quizá vuelva a coger mis riendas y tirar en lugar de quedarme ensimismado con mis caballos fatigados y a paso lento. Vaya día. Nur se conecta al skype, y le cuento. Así para cerrar. Y a Garzi, que me habla por el facebook. No me he puesto ni siquiera un segundo vaso de cerveza. Mañana iba a despertarme a las 9. Luego lo pase a las 10. Pero son las 5, y tenía que soltar todo esto antes de irme a la cama con un mínimo de tranquilidad. 6 páginas después. Insisto: todo iba bien. Todo iba bien, y ahora no sé hasta qué punto de mal va. No lo sé.

martes, 10 de enero de 2012

la imposibilidad de salir de casa (y no volver borracho)

lo que tiembla en los hombres es la necesidad,
el lado fronterizo de los posos infantes que aun dejamos
como migas de pan
antes de irnos a la cama,

el buffet libre y sin prisas del uno mismo apagando velas,

silueteando los dibujos imprecisos de las estrellas
sin abrir las ventanas ni apagar la sonrisa,

eso
y el miedo azabache a la claridad y los contertulios,
cuando el café ya está frío
y las colillas apagadas como la tos del día siguiente
aun brasean su descomposición hacia el olvido.

La copa del mundial era un chupito que bebimos sin pestañear
y en la garganta el calor de la leña ardiendo
nos pedía un socorro a gritos
que levantara hachas entre tantos porros de la paz,

entre tantos pacíficos cigarros que nunca sabían a océano,

entre el aquí circunstancial de los ahora
y el improbable reproche de la casualidad en los después
y los más adelantes,

decíamos que seríamos capaces de destruir piedra a piedra
aquel mundo
pero empezamos a tirarnoslas
contra nosotros mismos

y al final solo fuimos cabezas al otro lado de la guillotina

sin otra coalición que el armisticio de la bandera blanca,
la toalla en la lona
y el piti de la derrota humeando en los labios.

no te lo creerás

pero te juro que por un instante
los molinos de viento
fueron gigantes
jugando entre nuestras manos.

domingo, 1 de enero de 2012

mechas

Los ojos de la gente están llenos de árboles sin hojas
y no sería justo echar toda la culpa a los otoños.
carlos salem.

al menos no nos pongamos el embudo sobre nuestras cabezas
y le demos la vuelta
para ir goteando como la arena de un reloj
en donde el amor se va consumiendo.

no caigamos en las miradas de reojo
hacia otros sitios
aferrados a nuestras sogas como si echáramos de menos los suicidios.

y no culpemos al otoño
por este triste crujir de hojas secas
que son lo único que queda en nuestros latidos.

quizá los que fuimos ahora son otros
esforzándose en alargar una mecha
en lugar de reventar por los aires
aunque no sea cogidos de la mano.

cualquier noche de estas sé que vendrá el diablo
con su cesto de piropos
y manzanas
a advertirme:
si se acaba que no sea poco a poco.

pero creo que trata de confundirme.
de confundirnos.
porque lo único que él teme es lo que nos mantiene a nosotros con vida:
volver a vernos,
bajarnos las cremalleras,
incluida la del corsé
donde guardamos a presión las dudas.

y follárnoslas
como si no hiciéramos el amor.