En 10 días me han echado de un curro, me han pedido que
vuelva a otro, me he puesto la americana para un tercero, y no consigo avanzar
con el cuarto. Sigue haciendo muchísimo frío en esta habitación y es el mejor
antídoto contra las ventanas. Marcus me ha dicho: la vida es un constante
suicidio. Y yo no le he respondido, pero lo he pensado: y bien que lo sabes,
tío. La valentía es perder la cuenta de las veces que sales vivo de la misma
guerra.
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la primera vez que estuve en Barna me quedé a dormir en casa
de Edwin y María, que habían sido mis compañeros de aquel pìso en embajadores
durante casi un año. Y vi tocar a Jordi el piano con una suavidad que pareciera
el masaje de una madre primeriza a su recién nacido. La primera vez que estuve
en Barna conocí a Marla Singer y escuché a Xavi balbucear un pequeño rock &
roll que sudaba en su jardín notas de ginebra y hoteles.
Y me hice hermano de Dani. O él me hizo, mejor dicho,
hermano suyo, porque hay personas que uno no está seguro de merecerse pero te
callas y lo disfrutas, mientras aprendes de ellas. Solo con decir que Dani fue
quien me descubrió a Nacho Vegas debería valer para entenderme. Y que además me
ha enseñado a defenderme con una mueca de mirada cómplice, o a dudar de toda la
seguridad implícita del complejo de antihéroe que tanto mola. Prometiéndonos
visita obligada cada dos meses, nos vemos, con suerte, una vez al año. Pero qué
veces.
Cuando Ana me dijo: “voy a Barna este viernes”, sonreí
pensando que tendría que conocer a Dani. Así que la di un puñao de revistas y
la dije: “te apetece traficar con un poco de poesía?”. Ana es de esas personas
que sabe (que entiende) que hay cosas a las que directamente no se las puede
decir que no. Líos en los que por instinto es imposible no meterse. Así que
vivamos de ellos.
Quedaron ese mismo viernes por la noche. Dani creo que llegó
tarde con sus pintas de tipo desorientado en su propia casa. A Ana, en el
mensaje que me puso tras el encuentro, Dani la llamó “Labios rojos”. Ya tengo las revistas. Labios rojos me las
dio. He llegado tarde y no tengo perdón pero llevo la mochila llena de poesía
para repartir. Es bonita. Es bonita. Es bonito. Corre el vino por las venas y
la alegría de tener algo en común. Va el abrazo. Pregunta tonta y materialista:
¿cuál es el precio de lo que no tiene precio? ¿por cuántas sonrisas lo cambio?
Ya no quedan revistas en Barna. Estoy mirando para enviar
más, y Dani me dice que el chute, como que le ha sabido a poco, nen, que a ver
si labios rojos podría volver a pasarse. Me dice. El dealer catalán es un
cachondo. De verdad.
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El lado violento de la tristeza está como en desahucio y sin
patria,
quemando goma y fumándose el alquitrán de tanto asfalto y
cigarrillos.
Agárrate porque este show ha dejado de ser business,
la decadencia es el
amor a lo caduco, la pasión a un simple “ya” que ni siquiera nos pertenece.
Ahí está el re-volver,
cuidado: disparar engancha.
Y salir corriendo es de cobardes sólo si miras hacia atrás.
De nada por las gracias.
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Fue el 29 de agosto del último año antes de dejar el cole y
pensar qué íbamos a hacer con eso de la universidad. Estábamos en el pueblo y
no sé por qué pero mi hermana no estaba, así que solo estábamos Marta y yo.
Recuerdo que quedamos después de cenar y estuvimos paseando por las callejas
del pueblo, hablando de cómo sería nuestra vida ahora que íbamos a empezar a
ser adultos, de las cosas que queríamos hacer y las personas que queríamos ser.
Terminamos apoyados contra una pared cerca de la iglesia, mirando el páramo de
Castilla iluminado por los faros contados de coches que se iban o venían a lo
lejos. Y allí nos dieron las 12, era el cumple de Marta, y nos pusimos a contar
las campanadas y a pedir deseos. Esas cosas que haces cuando llegas a los 18 y
te pilla en mitad de un pueblo, con tan solo un amigo, y ningún bar abierto.
Contar deseos. Contárselos. Marta es que es mi amiga, ¿saben?
Luego la vida nos fue separando. Quizá mucho. Hace un mes me
llamó porque venía a Madrid con su chico a ver el musical del rey león (¿?), y
estuvimos toda una noche en mi casa bebiendo y recordándonos, mirándonos tan de
mayores que se nos escapaba una incontenible risa de niños cada vez que decíamos
una palabrota. Y eso que decíamos muchas.
Al final se lo dije: ¿te lío? Y me dijo “claro”. Y la he liado. Allí
está, por Bilbao, dice que la gusta jugar a que es una camellita de barrio a
veces y otras una gran traficante de poesía. Siempre. Qué tía.
Así que de repente pienso un día en Aurora, en que hace
meses que no hablo con ella, en que desde que no curro a su lado la producción
ha empezado a traérmela bastante pero bastante floja. Y la llamo y la digo: ey,
dónde estás y hacia donde conduces. Y me dice: Bilbao, primero, después Murcia.
Y pienso, joder, esto va a ser bonito. Y le digo: tienes que conocer a alguien
de allí, primero, y después a otro, en Murcia. Y me dice: vente a mi kelly que
tengo porros y me cuentas más tranquilo.
Marta me escribió ayer diciéndome: las tengo. Aurora me dijo
“Hecho, jefe, paquete entregado”. En Bilbao, el que no tiene poesía, es porque
no quiere. Y en Murcia, poquito queda. Es la parada siguiente.
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Que tenemos la ilusión de un telón recién subido,
expectantes como un paisaje de cimas por escalar,
el viento nos guía este quizás que llevamos a modo de
promesa
o principio de intento,
a modo de corbata elegante sobre el disfraz de payaso
riéndonos
de las pérdidas con dignidad de zapatos viejos,
de historias que contar.
Y eso hacemos.
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Cuando me chivó la única respuesta posible a un te quiero,
supe que Irene me tenía. Luego me dio un abrazo (de los suyos, de tres letras)
y las 6, así, por la poesía y otras drogas. Esta vez era yo el que tenía que
conocerla. Así que pasó por Madrid e inevitablemente terminamos borrachisímos por
la latina, con javi y little T , bebiendo gyntonics y poniendo extremoduros a un bar de
reggaetoneros. Me dijo que se llevaría las revistas a Salamanca, y después a
Zaragoza. Que me iba a ayudar a pelear esta sonrisa. Que le gustaban las almas
de fuego porque ardían “como fabulosos
cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas…”. Y luego le
cambiamos la letra a aquel poema de Ajo: si juntamos tu desnudez y la mía, ¿qué
tenemos? ¿dos desnudos o un abrigo?
El pasado fin de
semana me dijo que no la quedaban revistas. Y que quería más. Así que se las
daré para donde sea que vaya, para los que tengan la suerte de verla. Y a Javi
le voy a llevar otras tantas pa Salamanca, como diciéndole: más madera, mi
capitán, más madera.
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Eres como echarle un pulso a dios
y ganarle por 7 milagros.
La felicidad es un espasmo con tu culo en pompa.
No sé si estoy borracho, fumao
o contigo.
Pero sé que por donde pasas no crece la tristeza.
Respiras y me excito.
Perverso como un violín que siente la navaja en sus cuerdas
y trata de respirar
y de tragar saliva.
Podemos estar tranquilos, el amor es otra forma de pornografía
y nosotros sus pornstars favoritos.
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Coge todas tus cosas, las que consideras que van contigo
para formar un hogar del sitio en donde vives. Tus ropas, tus amuletos, tus
libros, lo que sea que haga de ti lo que eres y te guste que sea así, todo eso,
cógelo y trata de meterlo en una maleta. Hacer de tu vida un viaje consiste en
eso. En ir con la casa a cuestas. Y poder cargar con ella, subir montañas,
cruzar ríos, volar. Me lo explicó Marina cuando volvió de indonesia. Y tenía
como un disparo de salida en la mirada. Hablaba en serio y sin miedo de la libertad. Sin vergüenza. Cuando me dijo que en su destino pasaba
unas horas por granada, supo que estaba metida en un lío. Y que encantada,
muchas gracias.
Pablo me había dicho que tendría que ir a Sevilla si yo no las
llevaba a Granada. Así que le dije que se las llevaría si él podía recogerlas. Me
dijo que claro, qué cómo no, que por supuesto.
Sé que se pasaron toda la mañana juntos porque Marina tenía que hacer no
sé qué de un pasaporte y que Pablo fue un auténtico caballero llevándole la
maleta mientras ella revoloteaba entre funcionarios y burocracias. O así me lo
he imaginado según me lo contaron ellos. El caso es que las revistas ya están en granada en las manos de Pablo. Rulando.
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resumiendo e informando:
ahora mismo hay revistas ya (o están a punto de llegar) en: Bilbao, León, Murcia, Cádiz, Valencia, Palencia, Valladolid, Burgos, Sevilla, Vigo, Granada, Almería y Mallorca. A punto de cerrarse el envío a Salamanca, Jaén, Guadalajara, y las islas canarias, y seguimos buscando mensajeros que las lleven a Logroño, Asturias, Santander, Málaga y Lleida.
A Barcelona irán más también, estoy en ello.
mi mail de contacto: escandaralgeet@gmail.com
y este sábado, en el bukowski a las 22:00.