Sólo había un pozo de mierda. Y hombres y mujeres que
cargaban con todo un pasado hacia él. Y al llegar lo volcaban antes de taparse
la nariz y salir corriendo. Llegaban de rodillas, arrastrándose, pidiendo
perdón. Era su vergüenza. Su vida unida por errores, caminos raros como la
rutina, tiempo perdido, impasibles y sin pasión. Detrás sólo había una salida,
con un cartel que decía: huir. Y una flecha en dirección a cualquier parte.
Estábamos apoyados en la barra. Bueno, él parecía sostenerla
más bien, yo al contrario reclinaba la cabeza como si me estuviera hundiendo.
Ese dramatismo que tienen algunas borracheras. Escuchaba de lejos lo que él me
decía tan de cerca. Y yo asentía como si pudiera entenderle. O como si
quisiera. Arreglar el mundo cuando eres tú el que está estropeado es algo
innegablemente estúpido. Una rubia me dijo: “buscas a alguien que no eres tú y
te equivocas”. He tenido una visión en el silencio: todos gritábamos, pero no
decíamos nada. Él seguía hablando y casi me dejo caer si no llego a apoyarme.
En el vaso. Que se me escapa de las manos, pringa todo de cerveza, y se resbala
barra abajo hasta estrellarse contra el suelo. Los cristales salen disparados,
el vaso se convierte en millones de pedazos inconexos, un puzzle imposible de
vidrio: los dos lo miramos. Sin decir nada. Él se acerca hasta el grifo y me
pone otra. “Seguro que de ahí ya no se cae” me dice. Y yo miro el vaso roto y
me miro a mí. Miro el vaso roto y me miro a mí. Miro el vaso roto y me miro a
mí.
Soltaste todas las cuerdas porque decías que te ataban.
Asumiste el precipicio y te hiciste el valiente en la caída. Bien que viviste
sin frenos, cargado de culpas, aferrado al error de cometerlo. Y en la
inconsciencia, puliste cada acto como búsqueda, te justificaste ante todos mintiéndote
ante ti, tenías las palabras, los ejemplos, y la seguridad de las dudas de tu
parte. Nadie podría pensar que no sabías lo que hacías, y tu fingías fingir
para que nadie preguntara por tu sonrisa, esa mueca. Eras, digamos, como el
actor que olvidó que estaba actuando, y cuando dijeron acción se quedó en
blanco. Ahora la máscara empieza a pesar, y piensas en una llamada: la de Javi.
Va a ser padre. Ha habido problemas con no sé qué y ayer les dijeron que habría
que inducir el parto. Hoy. Al parecer el niño viene antes y con prisas. A este
mundo. Qué ganas. En cualquier momento supongo que llamará para decir que ya
está, que ya le ha tenido en sus brazos y ya le ha visto llorar. ¿Cuándo tiene
un niño su primera risa? Javi y todo un mundo a sus espaldas. Siempre
cargándose de responsabilidad a pesar de su miedo al compromiso. Y. Por eso
precisamente, enfrentándose a sus miedos de frente y dispuesto a partirse la
cara aunque salga cruz. Tener un hijo. Creo que ese es el único compromiso que
te puede unir a alguien para siempre. Para siempre. Qué miedo. Acelera.
Era como en sueños. Trataban de correr y no podían. Se
habían arrastrado tanto que las rodillas hacían un ruido oxidado en su anhelo
de huida. Daban ganas de engrasarlos, de empujarles, de ayudarles aunque solo
fuera por un impulso. Como esos ciclistas exhaustos que hacen eses con tal de
no bajarse en plena cuesta. Asfixiados e impotentes, huían como histriónicos
corredores sin fondo. Sin pasado. Hacia cualquier parte.
Lo cierto es que hay caídas que no terminan de terminar
nunca. Siempre hay algo a lo que aferrarse, pero hacen falta fuerzas para
hacerlo. Te pasas media vida construyendo andamios y un día disfrutas viendo
cómo se destruyen. Salivas, y te entra un cosquilleo que cuesta detener una vez
te has manchado las manos. Así que me puso una nueva cerveza mientras yo seguía
mirando hacia el suelo. Hacia aquel vaso. “Mañana lo limpiaré, cuando friegue”
me dijo como si a mí me importara. De la barra goteaba la cerveza y estaba
formándose un riachuelo que pronto llegaría hasta mi taburete. Le miré haciendo
equilibrios sobre mi asiento. “Sabes lo que es el pus de las heridas?” le
pregunté. “Una infección” me dijo todo tranquilo. “Son células blancas del
cuerpo que han luchado y muerto por detenerla, la infección” le dije. “Y qué”
se encogía de hombros como si no entendiera. “Y nada, simplemente eso, es el
principio del final de la infección, o algo así” levanté la birra todo lo que
pude y la tiré con todas mis fuerzas contra el suelo. De nuevo cristales rotos
y cerveza salpicandolo todo. “¿qué coño haces?” me gritó. “Pus” le contesté,
antes de dejarme caer yo también contra el suelo.
Así que todas esas cuerdas que te ataban eran también las
que te sujetaban. Y de toda esta prisa de andenes solo has conseguido viajeros
que se cruzaban en tu camino durante unas pocas paradas antes de marcharse. Así
que ahora no sabes bajarte si no es marcha, no sabes parar la sangría ni los
golpes, achicas agua en tu bote a la deriva, a lo lejos las islas y la vida
creciente de todo aquello que no te corresponde. Ha sido niña. Han tenido que
sacarla por cesárea y cuando todo ha terminado hemos ido con unas cervezas a
ver la cara posacojone de Javi. Estaba cansado, en chandal, y nos hemos tomado
un par de latas y 4 o 5 cigarros en una parada de autobús. Celebrándolo. Javi,
no ha sabido describir la sensación al verla. A la niña. Creo que no le han
dejado cogerla pero ha podido verla llorar. De verdad, ¿Cuándo tiene un niño su
primera risa? ¿Y una niña? Deberíamos habernos ido de fiesta, pero Javi tenía
que volver al hospital, y Dano y yo trabajamos mañana. Aun así, ha sido bonito
poder brindar por algo recién nacido. Y ver esa seguridad de quien tiene por
qué luchar. Por quién. Esperanza, se llama. La cría. ¿Cómo no voy a ver poesía
por todas partes?
Poco a poco se van convirtiendo en puntos lejanos.
Titubeantes y perdidos, siluetas negras que se van alejando en su huida.
Libres, radiantes y sin un pasado. No saben a dónde van. Tampoco lo necesitan.
8 comentarios:
El primer párrafo me ha dejado una sensación... sucia, es muy muy evocador, y una especie de metáfora de esas tuyas que siempre me hacen pensar qué será lo que te pasa por la cabeza.
Y la conversación de la infección (porque escribir aquí 'pus' queda demasiado brusco) es magnífica.
Enhorabuena, y esto no te lo digo por el texto. Que siempre te quede Esperanza.
La espera ha merecido la pena.
Después de 6 años leyéndote, lo sigues consiguiendo.
Enhorabuena,
my pleasure.
Eres una de esas personas que jamás deja indiferente. Desde luego que merece la pena la espera!
Un saludo y gracias por los buenos ratos.
de lo mejorcito por aquí últimamente...
al final resulta que las cuerdas no ataban tanto y los andamio no te guardan del vacío, ya nos advirtió Cortázar que arriba y abajo no quieren decir gran cosa cuando ya no se sabe donde se está.
Yo no sé qué voy a hacer contigo, con toda esa magia que desprendes; y no quiero ni pensar que haría sin ti y sin todo eso que haces, que remueves, cuando escribes.
Se te queda demasiado pequeño el mundo a veces con toda la vida que le pones a las letras.
Esperemos que Esperanza sea una futura lectora de poesía. Me quedo con la frase de que las cuerdas que te atan son también las que te sujetan... qué cierto!
Yo era un paciente con VIH-SIDA y lo contraje por engañar a mi esposa. Fue una especie de venganza, pero una semana después un amigo me dijo que la persona con la que engañé tenía el virus del VIH-SIDA y no me lo dijo. Fui tan estúpido por no usar condón que pensé que, dado que era un viejo amigo de la escuela, era digno de confianza. Pero estaba equivocado. Lloré y lloré. Dos días después, recibí una llamada telefónica de mi amigo y me habló de una persona que es conocida por otro amigo, que puede ayudarme. No podía dejar que mi esposa supiera por lo que estaba pasando. Finalmente obtuve su dirección de correo electrónico: oseremenspelltemple@gmail.com y le envié un correo electrónico a este hombre con mi historia y él me respondió de inmediato diciendo que debería estar tranquilo y me dijo que todo estaría bien. No pude aceptar lo que estaba escuchando, pero luego concluí que no importaba porque estaba tan destrozado que solo necesitaba ayuda. Me estaba volviendo loco literalmente. Estaba confundido con lo que me estaba diciendo, pero escuché. Me contó sobre algunos materiales que necesitaba comprar y que necesitaba para lanzar el hechizo y le dije que estaba bien. Le compré los materiales, le envié mi foto y mi hoja de resultado positivo y me respondió que voy a ser negativo en menos de 3 días. Le envío un mensaje cada 2 horas durante 2 días y sabía que él pensaba que estaba loca, pero me importaba que necesitaba un hombro. He aquí, el tercer día que me envió un mensaje, debería hacerme una prueba de que daré negativo. Mi matrimonio podría romperse debido a un error estúpido y mi vida estaba en juego. Recordé cuando iba a recibir los resultados de mi re-prueba. Lo llamé nuevamente y le dije que iba a recibir mis resultados hoy y su respuesta fue “así” y que todo será como él explicó. Yo sabía luego que se estaba cansando de que lo llamara, tal vez estaba equivocado. Bueno, obtuve mis resultados y la primera persona a la que llamé fue a él, de nuevo. Cuando dijo hola, comencé a llorar y a llorar. No podía creerlo. se le dio una segunda oportunidad en la vida. Este hombre es un gran sanador espiritual del VIH / SIDA, su hechizo de curación sobre el sida es muy poderoso .Por favor, hermanos y hermanas, comuníquese con el Dr. Ose oseremenspelltemple@gmail.com
whatsapp +2348136482342
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