martes, 26 de abril de 2011

no lo entiendo

miro al frutero repartiendo sus 6:30 de la mañana
en los buenos días del mercado de Tribu
o los ingenieros que bostezan en el metro
mirando las caras de las azafatas
sin sonrisa
todavía a esas horas,
y miro a los mozos de mudanza que aparcan en doble fila
y se toman el café corriendo
y mirando la hora,
a los risueños oficinistas
que decoran su fondo de pantalla
como si fuera la habitación de toda una vida
y a los camareros de la noche
que regresan a casa
molidos como el café después de la guerra.

los miro.
a todos.
y no me entiendo.
ellos han construido todo
y sin embargo
todo esto se está derrumbando sin contar con ellos
y con ellos
mirando hacia otro lado.

en qué punto, qué momento,
qué tiempo quizamente impreciso
la balanza dijo hasta aquí hemos llegado
y los otros
que habían empeñado su presente por un futuro
y que habían creado escuelas
matado miedos
y liberado libertades
en qué punto de qué momento
de qué tiempo mortalmente preciso
dijeron ese maldito y lleno de polvo
hasta aquí hemos llegado
resignándose a las cómodas pautas
del olvido y su merchandising.

los miro.
a todos ellos.
y a mí mismo en su reflejo.
y me pregunto: de verdad estamos luchando
por algo
que no sea la supervivencia?

entonces...por qué estamos
tan cansados?

me pregunto

y no lo entiendo.

esfuerzo

no puedes vivir cabreado siempre
con el motor caliente a mil revoluciones
sin hacer
por minuto, no puedes tener este odio
de adentro
ante tanta y tanta gente
no puedes
ceder a los fusiles
el papel de los claveles
por mucha mierda burbujeante
e hirviendo
saltando y ensuciandolo todo
no dejes
que el olor llegue a tus ideas
aunque te digan: eres un soñador
y los soñadores siempre pierden
aunque digan "utopía" son 6 letras
y una tilde
y se rían con su risa burlona
de 8 horas-lunes-viernes
no dejes
que el calor de la sangre
te nuble los buenos días
por mucha injusticia
por mucha idiotez
por todo ese silencio de tristes hombres
otorgando
no dejes
que esta mala leche te consuma
con su aliento de brick caducado
pero
si pese a todo
no puedes
evitar el cerrojo animal del odio
el aliento humano de la ira
recuerda
mejor cabreado
que muerto de risa.

miércoles, 13 de abril de 2011

claro que sí coño, el go on de la noche apoyado en la barra mirando los dedos que asomaban entre las sandalias de neón de las chicas que afilaban los dientes esperando al valiente que las supiera agarrar por la cintura, señales de prohibido el paso encima de las cuales hacías filas indias en el baño, las derrotas ocultadas en unas manos que han recogido demasiados balones de la red como para saber, de sobra, a qué sabe el suelo cuando lo besas, y niebla, mucha niebla, entre los ojos vidriosos y el humo de los cigarros (uno tras otro uno tras otro uno tras otro) de los espadachines con proyectos imposibles, soñadores sin un viaje al parnaso, perdedores sin brújula en el bolsillo, medias rotas que apuntaban hacia el infinito y se quedaron en el ahora, en el hasta cuando, las noches, claro que sí, de subidón y rosas que se pudrían a los pies del escenario, a la espera de que cerraran el bar para ser barridas por camareros envejecidos como las putas, la chica aquella a la que besaste para que no te dijera su nombre, para que no fuera como tantas otras a las que solo recuerdas por un simple y vulgar sustantivo femenino singular, ya me dirás tú, qué adelantas si aquí todos somos distintos pero nos llamamos igual aunque nadie nos llame, era una forma como otra cualquiera de mandar a la mierda la mierda de mundo que había que tragar a las 8:30 con el desayuno, los ojos en cueva y alfileres en los músculos como una ducha de agua fría, entumecido por un día soleado que todavía no habías aprendido a disfrutar, sexo sucio en water closed open legs y la mirada hacia abajo, perdida, buscando un detalle, una uña, una herida en la rodilla, una nota musical entre la risa gastada o el gemido inconsciente, algo que te dijera: aquí hay vida joder, a esto puedo aferrarme para creer que esta vista nublada, que este gesto de muñeco de trapo, conducen a algún lugar más allá de los remolinos del agua que cae cuando tiras de la cisterna, dudas, y esa enfermiza desesperación de quién espera sin ir, de quién no mueve ficha ni desmarque hasta que el pase está hecho, el cansancio quizá, el miedo a los fueras de juego, y un 11 de abril de repente alguien que ni siquiera pensabas que pudiera existir te pone una bola de fuego entre las manos y te dice: si soplas,no podrás jamás apagarlo. y soplas, claro, y confiesas aquello que decía chandler (raymond): "todo lo que quiero hacer es avivar el fuego con el puedas calentarte las manos". y eso haces.

lunes, 4 de abril de 2011

lo que falta

(una antigua poesía para un libro a 3 bandas junto a gsus bonilla y carlos salem, que nunca llegó a hacerse, y que hoy subo aquí al haberla encontrado entre el montón de escritos pasados que guardo en el mis documentos del ordenador)

Ahora que todavía no peso un cuarto de siglo

y que gasto camisetas de antes de graduarme

y ahora que entre otras cosas distingo las leyendas urbanas de los cuentos callejeros

puede que sea un buen momento para hacer balance de deudas.

No tanto por lo que deba a nadie, sino más bien por un ajuste de cuentas contra mí mismo.

Echo un vistazo por encima de mis fraudes

y pienso en algunos granos que dejé tirados por cunetas donde pensé

que no podría crecer vida, y ahora que hago estadística de daños

veo que el pasado pesa

y el futuro pasa

y nada se queda parado más allá de un pitillo, la magia por un instante,

ciertas miradas ante ciertas piernas,

el agrio sabor de las pupilas cuando se empañan una mañana de otoño.

Supongo que habría que distinguir entre las cosas que todavía no tengo

y las que no tendré jamás,

diferenciar que a veces lo que falta es ausencia de

y otras no llegar hasta.

Para empezar, lo que falta es lo que no está, el espacio vacío

que los recuerdos no llenan, que la nostalgia acentúa,

echarte cuentas pasadas en lugares donde dejaste trocitos de alma por construir,

historias que no llegaron a ninguna parte,

que no pasaron de la primera estación,

anillos que miraste desde el otro lado del escaparate justo antes de salir corriendo,

-Dilo: de huir…

…a donde no pudieran cazarme, y ahora que presumo de ser animal salvaje

hay veces que me faltan las caricias de mi madre al irme a la cama,

esa mirada que ponía sostuvo mi mundo durante tantos años

que aun sigo buscándola cuando me cago de miedo.

En verdad me he hecho áspero, intuyo,

porque lloro poco y sin ganas, así que supongo que me falta

la ilusión de enamorarme a los 14 años

y soñar con quedarme encerrado en el cole con la chica de los pupitres de atrás,

o disfrutar de un viernes por la tarde como se merece: sentado en un portal

mirando de reojo a las chicas

y de frente a los amigos.

Me faltan kilómetros de horas en la plazita donde Sergio

cambiaba de novia cada semana,

el camino del cole a casa volviendo con Irene y Marta

y aquel cruce de la calle Mayor con san Bernardo

donde nos encontrábamos con los de maristas,

donde tantas noches me despedí de Dano,

donde vi vomitar a Frontela mientras decía: estoy bien, solo un poco borracho,

y se reía el capullo antes de volver a vomitar.

¿Dónde están?

¿Por qué escribo lo que falta en forma de pasado?

Escandar, anda, ¿a quién pretendes engañar?

Lo cierto es que me cargué un futuro a la espalda

y me fui caminando de aquella Palencia a Ponferrada primero,

y después a un Madrid que me tiene enganchado.

De todos esos trastos que traía me quedan los libros no más, algunas poesías,

mucho cine

y ciertas heridas que me reabro yo solo para que no cicatricen.

El resto no pesa porque lo fui dejando,

y a veces sí es verdad que me faltan peldaños de los que tirar

cuando me vengo abajo,

me faltan escombros de una vida/ruina que mantengo lo más honestamente limpia que puedo,

me falta el gusano en el estómago por cada beso que doy

y supongo que es duro recordar

“que dejé de creer en el amor cuando descubrí que todos los besos

tenían el sabor de mi propia saliva”,

claro que es duro verme aguantando sin apenas soñar,

sin apenas querer,

y aun así, estoy seguro, me faltan muchas piernas por liar,

me faltan bolsillos para tanta arena, para tanta playa, para tantos labios.

He buscado las mañanas de entre la luz de la habitación

y pulsando la tecla de intro he olvidado los estribillos para centrarme en las estrofas.

Honestidad.

Si la fui perdiendo de vista en los últimos años

es porque se me escurrió de los dedos según crecía.

Fui sincero, soñador y borracho, y ahora mantengo el tipo como puedo

gracias a esto último no más.

Así que me falta un posado desnudo con los brazos abiertos

y un muro de fondo contra el que golpearme.

Me falta querer marcar los goles decisivos en los partidos importantes,

y me faltan viajes al corazón del planeta, donde la tierra misma hace bum bum

igual que los ojos de las personas que cambian el mundo.

Si doy un pasito más, si empiezo a vomitar desgarros de los sabores

que no he podido probar o que ya no probaré,

debería empezar tal vez por decir

que nunca fui la primera vez de nadie,

que es muy posible que tampoco sea el último

y por supuesto, no creo que sea el mejor.

Así queda mi posición: en un papel intermedio

y luchando contra lo secundario del personaje:

en el vértice a medias de los besos que he dado

y en el extremo opuesto de los que no doy,

a estas alturas no me importa confesarte

que me faltan unas cuantas fantasías por cumplir:

un bis a bis lleno de sogas, flujos y direcciones prohibidas

o tratarte como un trozo de carne en excitación, un todo vale de una vez por todas,

me falta respirar en el oído de la incertidumbre y lamerle el miedo a las dudas,

hacer aquel road trip a través de la lengua

y me falta echar cuentas de todo esto con tus pupilas.

¿Qué puede faltarme aparte de un par de tríos, de un trío de ases,

de una baraja de infartos?

De tantas vidas que no viví ahora entiendo el tono de simulacro

con el que pulso estas teclas, al fin y al cabo

he soñado tantos disparates que a la hora del disparo

me entró miedo de no estar a la altura.

Por eso cuando en mi cabeza viajo a todos esos lugares que no he podido pisar

y digo las frases que en voz alta me callo

y vuelvo a ser ese intento de algo que pide protección para testigos.

Cuando imagino el podría ser de mi vida

miro sin querer mi mochila de viaje, mis libros y las llaves del piso

donde vuelvo a dormir cada noche

y recuerdo a Rocío escribiendo: “por qué no haces lo que no haces si en verdad es lo que quieres hacer”,

y me sale un “no sé” tan personal y cobarde

que empiezo de nuevo a correr cuando no encuentro respuestas.

Me falta esa novela que siempre envidio,

esas promesas que me hice en las noches de 15 años y tardes de estudio,

un montón de carretera con el dedo levantado hacia el horizonte,

me falta saber navegar sobre el mar y las resacas, un te quiero tan honesto

que olvide el “perder” de detrás.

No da igual, pero al menos no he traicionado el pacto

de no traicionarme a mí mismo

aunque sí es verdad que me falta silencio acostumbrado como estoy al ruido,

a la exclamación gratuita, al hecho de saberme caduco y fugaz,

inestable, falto de tiempo para casi todo.

Puede que sea eso.

Puede que lo único que me falte sea tiempo.

Entre todos estos ladrillos no he olvidado los palacios que quería construir,

pero me falta mi abuelo,

Malik y Mariana,

toda la inalcanzable familia de mi padre y mi padre, a veces, también.

Me faltan tardes enteras de cartas escritas a mi hermana Nur

y asumo el hecho de ser consciente de que lo que falta,

lo que me falta,

es el impulso de fuerza en mis dedos

para dejarse llevar hasta sentir el calor del fuego quemando mis deudas.

Así, me podrán juzgar por cenizas

y yo podré envejecer alejado del miedo al insomnio, alejado

de una lista de faltas y ausencias justificadas por un “no pudo ser”

tan cobarde como silencioso.

Estoy aquí, de pie, en el borde de las letras

y mirando hasta dónde me llega el abismo

para poder emborracharme tranquilo si alguna vez llego a viejo.

Dispuesto a todo, y sobre todo dispuesto a no parar.

Si al pasar me ves agazapado en la trinchera

o con los puños afuera me ves desfallecer dando ese salto adelante,

ese paso más,

ten en cuenta que traté de luchar contra el tiempo

de la única forma que sabía:

con la risa

de un niño pequeño

como telón de fondo.

jueves, 31 de marzo de 2011

1´05

tengo un zumbido de escombros
taladrándome las nostalgias y una pena humeda
deslizándose por el pecho
y cruzando la noche, citándome tarde a las recaídas
y a los quién sabe,
un fantasma sin sábana ni ojos
mirándome con cautela, temeroso de mí
ahora que me tiembla el pulso
al escribir con mala letra mi nombre
y manchando con su rastro de cenizas en sombra
los miedos amotinados
que están de fiesta
desde las últimas horas que no te veo.

Tengo un órdago de recuerdos
crepitando en la retina
y un nudito de esparto en la garganta
mezclándose con la hinchazón
de las heridas abiertas
que no se cierran amor, que no se cierran
si no las dejas sangrar.

tengo el sepia cabizbajo de las farolas
iluminando la ventana que nunca abro
y el murmullo de la gente al pasar
por las calles de un barrio que parece dormido
en una ciudad que no deja lugar para sueños
en un mundo sin frenos
ni marcha atrás.

hay veces como esta
que me creo sin fuerzas para salir a bailar
sobre el cuadrilatero
y en mi cabeza bulle el moho de la miseria
como un hombre aturdido
y desnudo
que no distingue los golpes
de las caricias,
que no sabe protegerse
de sus propias manos,
que se mira al espejo
con la cautela de un animal herido
en su destino de presa.

y la cama vacía me dice
que por un lunes
lograrás llegar a clase
aunque sea esta tristeza la noche
y mañana no tenga que bajar a por zumo
mientras tu sueñas con luciérnagas y corales
y yo fumo en la lista de espera
de un invierno que siempre se me hace demasiado largo.

cada vez que lo hago
creo
que no me doy cuenta
de siquiera la mínima parte que conlleva.
besarte.
y aun así parece tanto...

miércoles, 23 de marzo de 2011

Dioses y danzas

Nadie te pudo ver bailar
la danza de la lluvia
delante de los dioses de la sed.

Cuando quisimos soñar un futuro
los hombres
ya lo habían destruido.

el olor a ceniza
no sabíamos si era de guerra
o de día después
de una fiesta.

todo quedó
como envasado al vacío,
el olvido en una caja de marionetas.

excepto tu risa,
que seguía bailando la danza de lluvia
en el desierto
de los dioses de la sed.

sms 2:32 y acotaciones

Voy detrás de una chica
y una chica va detrás de mí.
por la calle de atocha.
pareciera
que sigo una sombra
y que una sombra me sigue
a mí,
pero en verdad
yo sigo la sombra
de otra
que no está.
cuando las sombras dejan de ser sombras
la realidad suele ser una mierda.
dios que ganas tengo de verte.


(acotacones)

pondría mi vida en tu mano
solo porque me acariciaras.

silba la noche como en tus labios
pero sin ellos
nada es lo mismo.

voy a iniciar una revolución entre los hilos
sueltos
de tu minifalda.

mañana
cuando la medianoche
verás un lobo feroz
en modo perro faldero
y un chasquido
de chiribitas
en mis ojitos de marrón
y triste
y magia, verás, de cinco letras
magia
magia
magia...

Nur

cuando éramos muy peques,
tanto que vivíamos en aquella casa con estufa de carbón
y compartíamos cama
yo con pili
tú con tere
¿te acuerdas?
las tardes tu te las pasabas leyendo
libros de puck y los cinco
o haciendo deberes
y yo
en el pasillo jugando al fútbol
con aquella pelota de bolsas de plástico
que tanto te molestaba
y me decías "para"
pero yo no paraba
y terminabamos los dos gritando
hasta que mamá
o las tías
se enfadaban...
Tenías razón.

una vez en la fábrica de los abuelos
papá hizo un carrito con dos alambres
¿te acuerdas?
era un pequeño volante
que permitía girar dos ruedas
y yo me apropié de él
y tu decías "déjame a mí también"
pero yo no quería dejarte
y nunca (te aseguro que he tenido muchos años para preguntármelo)
he sabido por qué
actué de esa manera.
lo siento.

cuando dije que mi vida era el cine
y todos se llevaron las manos a la cabeza
menos tú, que me dijiste "vamos, venga, hazlo"
y convenciste a toda la mesa
de familia
y me regalaste aquel libro
de cómo se hacían películas
con la cita de cronenenberg
escrita por tu mano en la primera página.
gracias.

y la noche en que se fue la pili
a las 4 de la mañana
y una hora antes dijiste "se me cierran los ojos, escandar"
como pidiendo perdón por dormirte
y yo después no te lo dije
pero ella nos vio, te lo juro, a los dos.
antes de irse.

y cuando vuelves
de todos esos países de los que siempre hablas
con los libros de por allí
y me dices: toma, he traído esto para ti
y yo solo sé decirte gracias
porque no hay malabarismos de palabras
que puedan estar a tu altura.

he tratado de aprender de los errores
y he tratado de ser mejor persona
porque lo aprendí de ti, que me llevabas de la mano
y te comías mis marrones
y me tranquilizabas (todavía lo haces)
cuando el nervio no me deja ver ni pensar,
y aun la distancia que nos une
y que nos separa
te obliga a ser
ese ángel de la guarda que eres
que has sido
toda tu vida conmigo,
26 años ya, mi hermana,
mi chica favorita,
la princesa verde de los cuentos de alas
de mar
y prosa
que me obliga a ser valiente
cuando las cosas se tuercen
y toca aguantar las golpes
de esta puta vida
tan preciosa tantas veces.

quería decirte que tenías razón.
en todo.
que lo siento.
por todas.
y que gracias
gracias
gracias.

siempre.

martes, 15 de marzo de 2011

el etcetera del principio

el etcetera iba al principio
cuando todo era magma caudal y viernes y entonces dijo
luz
y crecieron ramas en lo áspero de las piedras
y en ellas se posaron pájaros
nubes
miradas
y del paladar goteaban sílabas
como lágrimas forjándose un camino, haciendose hombres
a los que no podría temblarles el pulso
pero sí el alma
y era una verdad como el tiempo que todavía no había pasado
o el futuro que ya lidiaba por entonces las mismas guerras
que ahora dejan esta ceniza en el salón de estar, donde huele a quemado
sin necesidad de humo y el reloj
deja caer sus manecillas
y tú los brazos
antes de callarte un me rindo rodeado de arena,
las ojeras haciendo círculos en tu triste mirada de gato sin 7 vidas
y una moneda que le dejas al músico de la calle
y le pides, por favor, que siga tocando porque no hay quien sobreviva a este murmullo
con tanto silencio,
no hay un trozo de cielo libre sin hipotecar
ni llamas disponibles en el infierno
y te miras como antes lo hacías en los escaparates
y dudas
que los pájaros de los documentales
sean los mismos de tu cabeza,
por eso vuelves al etcetera del principio
y le buscas giros a la historia
caricias
o tildes que anuncien abanicos
que traigan el huracán
que no se duerman en la tercera letra de cambio
ni te pidan piedad por insolencia
o capacidad de salto por precipicios
o jueguen a la ruleta con los pasos y los adoquines,
el breve temor de las aceras a la jungla del asfalto
cuando imaginas de verde el paisaje
y solo es el reflejo del fluorescente de una farmacia de guardia esperándote,
es lo que hay en la ciudades: jaulas
puedes decorar los barrotes
o tomarte una cerveza apoyado en la barra
e incluso aceptan horarios concertados para las visitas
pero no hay mucho más
que este cambio de cromos los domingos en la plaza
o las vueltas de la castañera con su fármaco de frío,
ahí tienes las huellas de la humanidad
¿quién dijo que era difícil encontrar una sola persona?
míralas, están por todas partes,
personas solas buscándose mientras abren las puertas del ascensor
o suben las escaleras esperando el infarto,
a salvo del disfraz de la indiferencia
y llorando en cuanto cierran la puerta de su casa.
nada ha cambiado desde entonces.
al principio iba un etcetera.
sí.
y seguimos sin saber qué poner al final.

jueves, 10 de marzo de 2011

estado de malestar

el mundo está hecho mierda, y lo peor es que huele hasta límites que empiezan a rozar lo inaguantable. no sé en qué momento se perdió el rumbo de luchar por conceptos tan necesarios y, joder, reales, como libertad o justicia. tenemos a unos miserias gobernando, dictando leyes, haciendo y deshaciendo a su antojo. sentados en sus coches oficiales, en sus sueldos de cargo público, embutidos en sus trajes de corrección y caradura, representando una función circense mientras la peña, en la calle, clama al cielo pero se arrastra por el suelo. y no vamos a reirles las gracias. no vamos a darles una palmadita en la espalda y no vamos a mirar para otro lado como nos han enseñado que deberíamos hacer.
Tengo un cúmulo de odio en las arterias por todos esos que se han erigido como los magnates de la democracia cuando la única verdad es que la democracia, así como a ellos les gusta, es una puta mierda.
hace 3 o 4 semanas estuve en una mani de unas 30 personas lo máximo, haciendo el paria en la plaza de sol, contra este estado del malestar que es tan social como propio. desde entonces, estos héroes en minoría han ido cada viernes a las 19:00 a la plaza de sol. para que la bola de nieve se convierte en avalancha el día menos pensado pero también el más soñado, y se lleve por delante una estructura social que es una burla en toda la jeta de los nadies, por recordar el casi viejo texto de galeano.
y qué tenemos nosotros, con qué podemos disparar, qué armas pondremos sobre la mesa?
solo se me ocurre una, porque es mi vida y además creo de verdad en ella, la poesía.
así que mañana a las 19:00 en sol he quedado con mr neorrabioso aka batania, para lanzar palabras envenenadas y poner un pequeño (de momento) grito en el aire de este madrid (le voy a robar la frase a gsus) con dolor de cuello de tanto mirar hacia otro lado.
el que quiera venir, invitado queda.
y como un día escribió silvi orion:

Con que poesía eh...
poe sí, mi arma.

miércoles, 9 de marzo de 2011

fuego

cierro la cama y el cuarto parece inexpugnable,
hay resto de humo
y ni siquiera tengo muy claro
en qué día de la semana me acuesto: ayer por la noche era sábado
pero por la tarde parecía un domingo,
sin embargo es jueves según el calendario, recién terminado
un miércoles, tres cervezas
y por fin una película.

ya van varios días de silencios telefónicos.
no saber qué contarnos o no tener en la imaginación
un adaptador de sentidos.
pagaría lo que fuera
por poder tocarte con la voz.
el i+d de la telefonía debería saberlo
y estar ya investigándolo, el día menos pensado si no
no me aguanto
y pillo esa balsa en mitad del mar
para dos personas
que siempre insinuo en las mejores marejadas.

mañana ya habrá estancos abiertos
y en el super las colas volverán a su longitud habitual,
los estudiantes de las universidades
empezarán a beber después de la comida, habrá muchas fiestas
en muchos sitios,
y hoy, que todavía es domingo, parecerá un jueves
de otoño tardío más.

el mundo volverá a girar, y yo seguiré a este lado del teléfono
buscándole las perdices al final del cuento,
deshojándome las ojeras mientras miro los tebeos deportivos
de por la mañana, sonrisa gastada a la cajera del lidel,
y haciendo acrobacias con la caída de los vaqueros,
bufanda en ristre y vaho en la boca,
las llaves en la bolsa de los filtros
y una tos imparcial con recuerdo de madre,
no te cuidas nada hijo,
saco el papel y abro el paquete recién comprado,
frío en los dedos,
y como siempre
ya he vuelto a perder el mechero,
busco en los bolsillos
pero solo encuentro
el móvil.
últimas llamadas.
recall.
...
...
...
hola preciosa. solo llamaba para pedirte fuego.

miércoles, 16 de febrero de 2011

pasar página

Al principio ella pasó una página
y miró a ver qué escondía la siguiente.
En ella estaba él
escribiendo chistes sin gracia
que la hacían reir.
Se tomaron un café, después una cerveza,
y en el séptimo chupito de la decima calada de la noche
se vieron como lo que realmente eran:
una página en blanco
por escribir
a medias.

Se pusieron el mono de trabajo
se quitaron la ropa
se acariciaron como probándose los rozamientos,
gruñeron un poco como dos gatos asustados
por la altura del edificio
y treparon por él anhelando cazar de una vez
y por todas
la luna.
La puta luna que siempre
acechaba en los sueños mojados de otros
y que nunca coincidían con los suyos.

Se dijeron: si hubo quienes lo lograron
por qué nosotros no vamos
a hacerlo,
se quitaron los miedos
y la toma de tierra
y al tercer día de sudor
y desnudos
se miraron sin prisas pero impacientes
temerosos de que el futuro no contara con ellos
a pesar de que ellos sí lo hacían en el futuro.

Dijeron bueno, dijeron vamos,
dijeron "si la primera es la última, que sea ésta"
y dijeron "te doy una página, escribe lo que tú quieras".

Ella empezó a inundarlo todo de sonrisas a la hora del café,
los mensajes telefónicos los pintó de golosinas
y a las aspirinas
de dolores de cabeza en la cola del paro,
un gesto circustancial de rodilla,
un guiño casual de cepillo de dientes
y un "directamente proporcional" al signo de interrogación
de su espalda arqueada en instantes de guerra.

Convirtió su página en blanco
en página en selva, con lianas
y afrodisiacos en cada esquina
de ella.

Él sacó la lengua para mojarse los labios
se frotó las manos con los polvos mágicos de la poesía
y dio un triple salto mortal sin alas
dejando espesura de tierra
en las circunferencias dibujadas en el aire.
Se rasco la cabeza y dijo "vaya, voy a llenarlo
todo de hierba, voy a hacer de la casa un jardín
porque tienes que vivir rodeada de vida
que es lo que creas
y en lo que creo yo".
Hizo que el vaho de las ventanas
delineara su nombre, el de ella, en todas las lunas
de los coches que estuviesen acelerando
y pisó el fondo de los charcos
para que ella tuviera unos brazos donde poder secarse
los ojos,
le puso seda a la lija de las paredes
y terciopelo a las suelas de los zapatos
hasta que todo
fue suave, incienso y soñado.
Y siguió dibujando
cenefas imposibles en los márgenes de la cama,
asteriscos cariñosos en el cajón de la ropa interior,
una muchedumbre de besos como una afición llenando el estadio
donde hacían el amor.

Uno y otro, así, fueron escribiéndose
mutuamente una página que parecía
no tener por qué tener fin.

Lo que siguió fueron relatos y recuerdos, historietas
que a veces él se inventaba
y otras contaba con un tembleque en la voz
y rasguños en la garganta.
Ella le habló de las niñas de 7 años
que aun hoy se le aparecían en las pesadillas de noche
y del armazón que con esfuerzo diario
había logrado forjar en la cara oculta de su escote.
Los chistes sin gracia continuaron,
las semanas volaron como una minifalda
en una boca de aire,
los secretos fueron haciéndose contratos
y en el marcador los dos dieron la victoria
como de goleada.

No entendieron que el tiempo es el diablo
y nunca descansa.

Así que aquellas lianas
que sujetaban kilómetros de asperezas
y divisiones
empezaron a volverse viejas
y aquella hierba que mojaba sus pies
con el principio de la mañana
inició su muerte de barro
y las flores se marchitaron
quizá de sequía o de tanto regarlas
y la página
que era utopía y mirarse a los ojos
poco a poco
se fue tornando
una página de escombros.

De aquella lanzadera a la luna
solo quedaba un punto de apoyo
para no caerse, pero nadie ya se reía.

Un día ella se despertó por la mañana
y echó un vistazo a los muebles viejos de la habitación
a las paredes roídas de tantos golpes
y al regazo donde había reposado tantos párpados
a la hora del cierre
y le pareció un garito pasado de moda,
un extintor usado,
una pasta de dientes a la que no puedes
apretar mucho más.

Entonces vio
que su página, la que ella le había dejado
para que él escribiera los chistes sin gracia
que la hacían reír
estaba en blanco
y que él estaba durmiendo en lugar de escribir
las siguientes líneas
para que ella pudiera seguir leyendo.
Se hizo un café y miró el libro de su vida por un momento
y pensó para sí
que quizá habría otras historias en la siguiente página,
hizo amago de pasarlas y echo un vistazo
a ver lo que se encontraba.
Sintió vértigo miedo y frío
cuando vio
que tampoco era tan malo,
que había algo después de él
y solo había que hacer un esfuerzo con la mano
para seguir leyendo.

Cuando él se despertó, vio un bolígrafo sin tinta
en la mesita de noche
y no le dio mayor importancia
hasta un rato después, calentando el café en el microondas
se dio cuenta de que ella ya no estaba.
La buscó.
Con más inercia que pasión
la buscó en el reloj parado de la pared,
en la bolsa orgánica de la basura,
en el pozo sin fondo del wáter.
Vio entonces su página llena de un párrafo que tardaría
muchas noches en leer, una nota de despedida
tan larga como las borracheras que le siguieron.

Ella había llegado al final de su página
y no quiso esperarle,
por qué iba a hacerlo
si él solo tenía un bolígrafo sin tinta
y ningún chiste sin gracia, porqué
si solo había colillas, estropajos
y un mechero sin gas ni piedra
que no calentaba,
porqué no iba a pasar una página
y quedarse en la de él
si él no iba a seguir escribiendo.

Así que, como ella, hizo un movimiento de mano
y miró al otro lado
A ver qué tal pinta tenía:
estaba en blanco.

Se arremangó las mangas
y aceptó
que ya nadie iba a escribirle sus páginas.
Solo él.
Hizo balance de todas las perdidas
y rodeado de números rojos
pensó en sus ojos, los de ella,
y lamentó
no haber sabido escribir
más rápido que ella en leer.

Y se puso de pie y al trabajo
porque habría una próxima vez
en alguna otra página en blanco
donde otra ella le dejaría escribir
sus canciones de cuna contra el tiempo
y él debía estar preparado
para ello:
no iba a dejar escapar la luna
sin arañarla
al menos.

Hombrespejos

trabaja en el corte inglés desde hace 15 años,
desde que hace 15 años buscó un trabajo temporal
mientras estudiaba farmacia.

para ir tirando.

tiene 42.
2 hijas
a las que ve cuando su ex se va de casa.
y es el rey del karaoke.

entre cubata y cubata nos cuenta su vida.

ella le pregunta
y yo miro como desde el patio de butacas
de una barra.
apurando el gyntonic.

balanceando mis dudas en el desnivel
de las balanzas con dos copas de más.

temeroso de las personas con probabilidad de espejo.

hace 4 años que empecé
a currar de camarero
mientras estudiaba para el business del cine
o conseguir un trabajo
sin quedarme parado durante.

para ir tirando, vamos.

y la vida que se ha ido pasando
seguirá haciéndolo
sea lo que sea que yo haga.

dentro de nada será mañana
y no podré remediarlo,
solo puedo elegir donde quiero que me pillen
cuando llegue.
pienso.
un hombrespejo.

por eso muchos hijos odian a sus padres, supongo.
por eso los otros les idolatran.

tengo unos 11 años
para demostrarme
que estoy equivocado
o para irme alejando
de un futuro tras una barra.

11 años, y terminar un cubata.

jueves, 10 de febrero de 2011

ultimos puntos de venta

en este último poco más de un año desde que los padres de casimiro parker publicaran el libro de "alas de mar y prosa" he recibido bastantes correos de gente preguntándome dónde poder encontrarlo. yo, que soy un vago o un desastre, les he remitido a la editorial, alegando que ellos era más responsables, serios y guapos que yo. y ellos nunca me han dicho: cabrón, pon los sitios donde se vende en el blog y así la gente no tendrá que ir a preguntarnos. vamos, que les he dado trabajo de más y no me han echao ninguna bronca por ello.
el caso es que parece que la tirada se agota, y solo quedan ejemplares esparcidos por librerías de aquí y de allá. se me ha terminado el chollo, jo, de copiar y pegar el mail de la editorial en cada respuesta que hacía.
así que para finiquitar este camino, y para dejar aquí constancia de los sitios donde pueden adquirirse, marcus e isa me han pasado una lista de los sitios donde puede todavía comprarse, algunos de ellos con venta on line disponible.
estos son:

la clandestina (tineda online) *
tipos infames (madrid)
la tarde libros (madrid)
arrebato (madrid) * http://bit.ly/e15NYp
entrelineas librebar (madrid)
a punto (madrid) * http://bit.ly/fAvJlV
ficciones (madrid)
librería blanco (madrid)
tu rincón del arte (griñon, madrid)
la tramontana (sitges)
librería geli (girona)
el pequeño teatro de los libros (zaragoza)
cervantes (oviedo)
auzolan (pamplona)
semuret (zamora)
librería del burgo (palencia)
librerías artemis (león)
librería ancora (málaga)
la fuga (sevilla)
primado (valencia)
librería subtexto (ciudad real)
un cuarto propio (ciudad real)
librería literanta (mallorca)


* TIENDA ON LINE

añado también en la tienda de informática j-net, en palencia, que lleva mi muy amigo ruiz, un bonachón que guarda algun ejemplar en el expositor, entre discos muy duros y pens drives de última gama.
Muchas gracias a todos por hacerme escribir este mail de "últimas oportunidades", pues significa que el resto se han vendido, y de eso, siempre lo he dicho, se trataba, de que los casimiros no perdieran pasta por mi culpa. me habéis hecho quedar de puta madre. muchisimas gracias.

lunes, 7 de febrero de 2011

el futuro es un alma cargada de poesía

zigzagueo entre el signo de interrogación que la prolongación
de tus piernas
deja en las huellas de aire que se alejan tras de ti.
entre este madrid ovalado y convexo
que se filtra por el ojo de los peces
de los charcos que la dibujan imperfecta.

lejos de ti, como todas las ciudades, ésta también suena triste.
no hay mucho que se pueda decir al respecto, aunque se deba.

por aquí todo sigue de madrugada, con las calles vacías
y princesas en minifalda mascando chicle.

cortado de raíz pero no de tumba, creciendo como los hierbajos
de las eras abandonadas,
saltando de un tiempo a otro
solo en función de la disco de moda de esta noche.

miro la onda expansiva de tus caderas
moverse por cada uno de mis sentimientos
y el parentesis con que rodeas la realidad
que te rodea,
ese círculo inmaterial de circunstancias
que juega a las casualidades
como quien guiña un ojo: partiendo en dos
todo lo que tengas a la vista.

es cierto que está lo otro que no se dice
haciendo de secretismo obviedades
y poniéndoles la tilde
a cada una de mis faltas de ortografía.

te quedas callada, miras al cielo, y todo parece
una continuación de tus ojos.

incluido yo, o mejor dicho: sobretodo.

el universo en ebullición diciendome adiós, llego tarde a clase
o no te quemes en el trabajo.

y tu cuerpo en el ritual de la insinuación por encima de la belleza,
la última mirada en vagones contrarios
y todos esos extraños que de pronto vuelven a aparecer
en mi vida.

el mismo billete, distintos destinos. metáforas urbanas, o qué sé yo.

quizá
que el futuro es un alma cargada de poesía.

Acto de gracias

cuando mi tía pili estaba en la cama un domingo, a 2 días de decirme adiós,
hace de esto de dos años,
le dije al oído
que había una chica en madrid
que me miraba a los ojos y me sentía valiente
y me cogía la mano y podía salir de cualquier fondo
sin pozo,
le dije
que pidiera una prórroga para conocerla,
que la echara un vistazo antes de irse
pero no me hizo caso,
me dijo: cuidala, si es como cuentas
y yo dije: es mejor aun, pili,
y ella dijo: cuidala y sed felices.
solo esperó a que mi hermana regresará de australia al día siguiente
para darla un beso
y escucharla el lunes por la noche
y quedarnos los dos despiertos junto a su cama
el último martes de su vida.
yo no suelo llorar mucho.
a veces me cabreo y doy un puñetazo
para convertir las lágrimas en sangre,
otras me fumo un cigarro
y bebo una birra mirando a unos niños en el parque
o a una pareja
dándose besos en una terraza.
o salgo a correr hasta que la mierda de rodilla
me dice basta, no sigas.
y aun así sigo hasta que me duele tanto que cojeo.
no soy mucho de llorar, salvo en sueños.
durante dos años
pili se me ha aparecido en historias inconexas,
imágenes sin narrativa,
vertederos de mi razón produciendo monstruos
y entre ellos
mi ángela de la guarda.
al principio no me daba cuenta en su transcurso
y simplemente soñaba, hablabamos, volvía al chocolate recién hecho
de infinitas mañanas al desayuno
y sonreia al día siguiente
por haberla podido ver.
pero en los últimos meses
cada noche que vuelve a decirme escandar cuidala
o sed felices
mi mismo inconsciente procesa
que ella ya no está
y que solo es un sueño
que acabará en cuanto despierte
y entonces aprovecho
y la toco su manojo de arrugas
y la miro a su ojo de cristal
y la digo pili si me vieras aquí
pulsando teclas en mitad de un madrid que a veces
es jauría
pero otras, otras es un jardín de oportunidades,
un parque de niños jugando
y parejas dándose besos,
si me vieras aquí
defendiéndome como siempre hecho
o como aprendí, cuidandola como mejor puedo
y siendo feliz, tan feliz
que a veces reviento y no sé a quién decirle gracias
porque son tantas las deudas que tengo
y con tantos
que qué igual darán las palabras
y los juegos literarios,
no hay metáforas para ciertas personas
ni descripciones imposibles
ni artificios con forma de papel para envolver los regalos,
solo actos, actos de gracias
porque todo lo que tengo
y guardo entre el pecho y la espalda
y llevo en este cara aunque me la partan
o me deje los huevos por ello
es lo que me han dado,
lo que me has dado.
hasta la próxima noche que te vea,
ahora, mientras, dejo estas teclas que estoy pulsando
y me voy, sí, soy tan feliz que no me aguanto,
a mirarla
y hacerla reir sin que me vea.
a cuidarla.

martes, 1 de febrero de 2011

comparaciones o diosas

Los yogures de fresa no están tan buenos como tú,
ni las mandarinas tienen tu sonrisa,
ni los magnum doble de caramelo que ya no existen
se echan tanto de menos
como a ti en un solo día.

Es decir: que las bailarinas de la marihuana te envidian
y las hipnosis de las serpientes
toman tu andar de caderas como punto de referencia,
y un chocolate por la mañana
o la tostada de tomate y aceite
no tienen nada que hacer contra uno solo de tus besos.

Sí, todos los deseos te odian
por acaparodora.

Todas las estrellas fugaces andan hartas de escuchar
cada noche tu nombre de buenos días.

Eres famosa
entre las velas de cumpleaños
y los dientes de león
y las pestañas perdidas en las dunas de cualquier mejilla.

Estás en la boca de los sueños de tantos
que todavía, cuando no miras, celebro un gol a la vida
por haberme tocado, tú, que podías elegir destino
y escogiste precisamente el mío.

Vaya potra, dicen mis amigos.

El resto
solo se caga en mi puta madre
o en la tuya, por no poder ponerle carne
sudor
y besos
a sus fantasías.

jueves, 27 de enero de 2011

este sabado, en los diablos azules, recital con garcía montero


cada uno crece con sus propias marcas de juventud. Vas pasito a pasito sin pensar muchas veces hasta donde llegarás (hasta donde llegue, hasta donde pueda llegar) y en ese camino te vas empapando de la lluvia que otros pusieron sobre el papel, aprendes a mirar según el tacto o metáforas de las personas que tienes cerca, según las cunetas y sus paisajes de tiempo en stand by.
me metí en la poesía con una antología de benedetti. en tardes de 17 años leía y cogía aire de aquel viejo bonachón al que siempre (me quedé con las ganas) quise dar un abrazo. subrayaba con lápiz sus libros en prestamo de la biblioteca pública y llenaba los apuntes de literatura de segundo de bachillerato con frases sueltas en todos sus márgenes. aprender imitando. eso lo hemos hecho todos, supongo.
al poco, en la feria del libro de palencia, en las casetas del salón, dando una vuelta una tarde -seguramente de domingo- con frontela, me paré ante un librito rojo de un tal luis garcía montero. casi 100 poemas, se titulaba. me dije: son bastantes, aunque no todos sean buenos alguno merecerá la pena. y me lo pillé. mi segundo libro de poesía.
aun conservo estos dos libros. son dificiles de encontrar porque nunca están en la estantería y mi habitación (quien la ha visto puede corroborarlo) es un completo desastre. y son de esos libros que no dejo a nadie que no viva conmigo.
benedetti y montero. esa fue mi primeriza bandera.
durante mucho tiempo (9 años me dicen las cuentas) los he utilizado para entender la amistad, para ver el mundo, conocer la historia, juzgar la justicia o intuir que el amor y la libertad van de la mano aunque otros quieran venderlo al revés.
y por supuesto, para ligar con algunas chicas que entendían
de poesía pero en otra de sus formas. distintas posturas. como aquel pacto que firmé con guille cuando le conocí: si es para un polvo vale robar un verso. y eso hecho unas cuantas veces. lo reconozco.
la suerte es un capricho que la vida no siempre te concede. visto así, solo puedo decir que soy un niño mimado: he tenido la suerte de compartir charlas, micros, noches o cervezas con los mejores poetas de hoy en día. he salido a dar un paseo por el mundo literario bien sujeto de la mano de gigantes de la literatura. he sido testigo de una generación sin nombre que todavía no sabe hasta dónde llegará, pero se les ve con fuerzas.
y he cumplido sueños. bastantes. más de los que quizá me haya merecido. quién sabe. el caso es que marcus e isa han hecho que tache otro más de la lista de cuentas pendientes conmigo mismo. este sábado, en los diablo azules, compartiré local, escenario y micro con garcía montero. imaginense la cara que pude poner cuando los jefes de casimiro me lo dijeron. las veces que no he querido pensar demasiado en ello desde entonces. el respeto que me supone escribir todo esto para anunciar un recital.
y dar las gracias.
de nuevo.
a marcus e isa, por volver a hacerlo. y otros muchos, muchisimos más, por seguir estando.
dejó el cartel aquí colgado.
para el que le pueda interesar.


lunes, 24 de enero de 2011

hoguera de posibilidades

Uno tras otro los cigarros van cayendo
como cerezas maduras
de primavera tardía.
Se acumulan las páginas en blanco
y las alternativas
son gajos de cansancio derretido,
de historias sin primera frase,
de finales insípidos faltos de un apretón de tuercas.
En los escombros de la papelera
hay restos de rutina precocinada
y algún billete usado del metro
que no llevarán ya
nunca jamás
a nadie
a ninguna parte.
Las condolencias estallan en mi cabeza
para conmigo mismo,
la artrosis del pianista
le juega malas pasadas
y en el cielo
las nubes toman forma
de corte de mangas.
No hay misterio, ni nada tan atroz que dé miedo
por encima del día a día,
esa colección sucesiva de resacas
que escondes entre el desorden
del álbum de cromos de tu memoria.
Decir una palabra tras otra
como estos cigarros
que se van acumulando en el cenicero,
restos ambiguos de nada,
kamikazes sin arma ni valentía,
un despropósito constante en la espera
de que en la siguiente jugada
al fin o quizá de nuevo
(no seas injusto con tus estados de ánimo)
vuelvan a tocarte buenas cartas
ahora que en la baraja hay 6 ases,
los 4 de inicio
y los 2 que escondías en la manga y que ya utilizaste.
Ya no puedes hacer trampas.
Ni resignarte.
Mirar a otro lado no vale
y a ti mismo es un chiste sin gracia.
Tirar palante como los funambulistas
a mitad de camino,
aunque tiembles de vértigo
y al otro lado no haya nada esperándote
(que tampoco es así, reconócelo anda),
y solo quede ver como se hace de noche
al otro lado de la ventana
mientras enciendes
un cigarro tras otro
quien sabe
si buscándote en el humo
o incendiándote las ganas...

martes, 11 de enero de 2011

7 birras tiene un rato

la mierda sigue creciendo.
sospecho que el día a día es su fuente de abono.
la lluvia empeora las cosas, Nacho Vegas no ayuda,
todo es como un ejercito de ojeras.
la opción B es cerrar las grietas, tapar el sumidero,
asfixiarte de nostalgias y no comprar más el periódico.
no eres bueno, y cuentas los días de neftalina
como un cul de sac envejecido, el aliento es de polillas.
si pulsas play, no esperes ningún juego.
pero.
estábamos en la barra. mirábamos las botellas con cierto encanto,
dulzaina de cobra, movimiento de caderas, un cigarro
tras otro, pose de cerveza recién echada
y un leve gesto de afirmación
cada que vez que pasaba la camarera.
el silencio era de rock, y en el escenario
la chica de la minifalda
decía que había perdido un lunar, si podíamos ayudarla
a encontrarlo,
y se mojaba la boca con su barra de larios
y miraba a los baños de reojo
tocándose con interés la nariz.
eres droga de la buena, nena, te oí decir antes de apurar mi último trago.
pero
no era todo lo que te iba a decir antes de que sonara el despertador.
en un rincón el abuelo sacaba su baraja de palos
y contaba los triunfos con tristeza,
se alegraba por las derrotas
y no recordaba ningún empate, "pal que los quiera, los arrojé por el water
y tiré de la cadena",
luego palpaba su lija de barba y un sonido de rasguños
inundaba el ambiente como de bar en calma,
la gente se sentaba en la arena
y algunos hasta mojaban los pies en sus propios vasos
de lágrimas.
pero
hay todavía unas cuantos, y voy a pedirte paciencia.
el chino estaba en la puerta soñando con garabatos
y en la mochila guardaba el último trago de la peña,
cuando nadie miraba
el volvía a su parnaso de manantial y bambúes,
los ojos se le desgarraban mirando nostálgico el suelo
y salíamos del bar tambaleando a comprarle los sueños
por dos euros de realidad, celveza sí, glacias,
y seguimos caminando calle arriba,
viniéndose abajo,
unos pasos más allá
el joven actor sin suerte
volvía a sentirse en la cola del paro
y miraba a las bailarinas de la coquette
jugar a las pin up con los porteros de la discoteca,
10 euros la entrada, chicas,
oh vamos encanto, prometemos quedarnos hasta el final...
y el joven actor sin suerte
se apoyaba en la pared
y sacaba un paquete tabaco de liar
pensando en el papel protagonista
de todas esas películas que jamás haría.
mientras, dejame que te lo cuente,
junto al portal del última de la fila
una chica de veintialgo probaba suerte con la vomitona
y masticaba un "estoy bien" entre los dientes
cuando una amiga se acercaba a sujetarle la cabeza,
estaba tirada de medio lado
y con las manos se preocupaba de bajarse torpemente la falda
y de taparse la cara para que nadie la viera,
qué vergüenza, llevame a casa, lo siento tía y etcetera,
la lograron levantar y nos miró con ingenuidad al pasar por su lado,
no era bonita, "pero tiene algo" dijiste,
"como todas las mujeres cuando se desnudan",
no dijimos nada más hasta pasado un buen rato,
la feria seguía vendiendo billetes de lotería
y algunos festejaban con humildad el premio de peluche
que les había tocado,
nosotros fuimos caminando entre casetas, bares a punto de cerrar
y listas de espera para el baño, los fuegos artificiales
estaban en el suelo brillando y el confeti de estrellas
no permitía pedir más de tres deseos por noche
y tampoco prometía nada de que fueran a cumplirse.
sacaste el último cigarro que nos quedaba,
te lo pusiste en los labios y me miraste antes de despedirte:
¿tienes fuego, tío?
y el frío me llegó a los huesos con tu pregunta,
metí en las manos en los bolsillos
y saqué el mechero que habíamos robado en el primer garito,
pues claro, amigo, pues claro.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

lo nuestro

lo suyo, o lo nuestro mejor, sería que vinieras
con el conjunto interior morado
(ese que solo te tapa lo justo pero innecesario)
a sacarle los colores a palencia
y a mí de mis casillas.
te quitaras el abrigo largo en el hall de la entrada
y preguntaras
dónde está la cama,
el sofá
o la encimera
donde vas a dibujarme, uno a uno,
todos los sueños navideños
que he tenido entre tus piernas.

lo suyo, o lo nuestro mejor dicho, sería
que saliéramos por esta ciudad de provincias
a visitar todos y cada uno de sus bares
y sus baños
sujetando la noche en baldosas con pintadas
y tu falda sonriendole
al signo de exclamación de mis vaqueros.

lo suyo, o lo nuestro digo yo, sería
que dejaramos las apariencias
y los besitos tímidos
cenando en casa con mis padres
mientras inicio el "road to perdition"
por debajo de la mesa
y sonrío,
si ellos supieran lo que hacen sus hijos
o, mejor dicho, las pocas cosas que no hacen.

lo suyo, o lo nuestro rectifico, sería
dejar claro en el ascensor
que el amor
no es un animal que se deba tratar con delicadeza
ni la piel un arma de segunda fila
ni tú seas una puta
ni un yo un cabrón
cuando bajamos la verja
y nos reservamos el derecho de admisión.

lo suyo, o lo tuyo quería decir, es venir hirviendo
a este frío de lista de espera
mientras te digo las guerras
que no he podido vivir sin ti
porque estaba pensando en tus ojos.

ni la pornografía me consuela
ni en ninguna otra parte
hay mareas ardiendo
como las de tu coño.

tendrás que venir, porque tengo
un alma blanca apuntándote
entre las piernas
y con tanto tiempo de estar sin ti
lo reconozco
ya no sé qué cojones hacer con ella.

sábado, 25 de diciembre de 2010

dulce de navidad

afuera hace frío.
siempre lo hace a 300 kilómetros de ti
y más en diciembre, 25 ya, con las luces apagadas
y la casa en silencio escuchando solo el traquetear
de las teclas en una esquina de mi habitación llena de posters,
fotos de cuando los 13 años
y alguna poesía que pegué en la pared
porque ya entonces desconfiaba de mi memoria.

hay luz en los pisos de arriba y de abajo,
puedo verlo por la ventana que da al patio de vecinos,
en las calles algunos colegas estarán pidiendo un gyn
mientras buscan sin darse cuenta el final de un minifalda
que les conduzca al final de la noche.

yo he apostado por verme una de billy wilder
y dejar las ojeras para otro día quizá,
mañana el despertador dirá que son las 09:30
y tendré unas 5 horas de cocina y música con mi hermana:
conchas de vieira gratinadas, sorvette de caqui, pularda asada con cava
y acompañada con chutney de mango,
fumaré dejando el cenicero en la ventana
y calentaré en el micro el desayuno de la abuela: ella no se acuerda de ti,
de mi apenas, pero sonríe como la niña que salta cada día a la comba
en su cabeza.

y sin embargo seguirá faltandome algo
que le quite a toda esta preciosa cotidianidad
el toque amargo de la nostalgia
como un nudo de garganta en noche buena,
seguirá haciendo frío y eso que esto no es el piso de madrid:
hay calefacción en las habitaciones, puedes
ir descalzo por la casa
y no hace falta sudadera para recorrer el pasillo.
aun así, hace un frío que te cagas
e intuyo que tiene que ver con que no estés aquí
diciendome "calienta la cama cariño, porque no pienso dormir con ropa".
300 kilometros de distancia solo dejan el resquicio de las caricias telefónicas,
escuchar el sing star de tu familia de fondo, con tus primos gritando
"feliz navidad escandar"
y tu voz de champagne en la banda sonora
de esta comedia romántica
susurrándome un beso en el desorden circunstancial de la noche.

qué bueno. todo.
excepto tener que cerrar este escrito
a las 3 de la mañana
como un bar sin clientes, echándote de menos
sin ganas de matar, respirando profundamente
al mencionar tu nombre
y desgastando la cuenta atrás de las fechas que nos separan.

quizá es que quiera empezar a compartir contigo hasta la navidad,
lo digo en serio,
y peor aun, te digo más,
me cueste tan poco,
me guste incluso,
reconocerlo.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

homenajes canallescos

pues he encontrado un blog donde alguien ha ido copy/pasteando muchas poesías de aquí haciéndolas pasar por suyas. no me molesta en exceso el asunto, y en realidad lo entiendo como un homenaje hacia un servidor, un reconocimiento de lo más profundo precisamente por lo canallesco de él. pero como he visto lectores de dicho blog que en el fondo piensan que lo escribe quien no lo escribe, voy a ponerlo por aquí esta referencia por si alguien, alguna vez, se topa con él y piensa que la cosa es al revés.
nunca creí que tuviera que ensuciar este sitio con algo así, una explicación tan cutre como esta, y menos después de colgar dos poesías ayer. prefiero que nadie se fije mucho en este post, solo digan "vale, tomo nota" y corroborar la autoría (por si quedaba en entredicho debido a esta circunstancia) de todos los textos que aquí subo, muchos de ellos bajo registro además.
un saludo a la peña que lee este blog, y disculpadme las molestias.

el blog en cuestión es este: http://consindromedestendhal.blogspot.com/

edito la entrada: el menda ha cerrado el blog. o a mí al menos no me deja entrar. osea, esperaba hablar con él. que me dijera algo en plan: lo siento tío, solo quería calzarme a cristina, o a maría. y que me contara si lo llegó a conseguir (y me alegro sinceramente si lo conseguiste, de verdad, para eso están entre otras cosas las poesías). ya he dicho que por mí no hay molestia en ello. me gusta que se ponga el nombre del autor porque lo considero un minimo de vergüenza torera, cuestión de principios, eso que tanto escribo y que no debe quedarse (y trato día a día de que no sea así) en palabras sobre papel. incluso si me avisa de ello y me dice "puedo plagiarte porque hay una titi que me hace tilín y quizá así caiga" seguramente le habría dicho, adelante tío, duro con ella. pero ni eso, joder. supongo que no le puedo caer muy mal teniendo en cuenta que me ha estado suplantando. podríamos tomarnos unas cervezas y todo eso. seguro que me ha leído más veces que yo mismo incluso (es muy probable, pues en los ultimos años he dejado de hacer relecturas de mí mismo habitualmente). no esperaba la espantada y creí que podría solucionarse de una manera más cordial.
tronco, si lees esto que parece ser que sí, escribe algo como anónimo aunque sea, explícate, mandame un mail, de verdad que me parece más una chiquillada que algo más grave, y como tal actúo. como he dicho al principio es todo un homenaje, un reconocimiento a que algo he hecho bien entre tantas letras, y me lo he tomado como una selección de las que más te han gustado. la más sincera además, pues no hay no hay disfraz que valga. lo dicho.
debajo de esto están las poesías. perdón por este paréntesis de... no sé de qué, pero paréntesis al fin y al cabo.

martes, 14 de diciembre de 2010

histeria del histrionismo

apuntaron, en algún lugar y algún tiempo,
los nombres, números
y huellas
de quienes podrían saltar algún día
sin entender que debían
pedirles permiso.

pero no dispararon.

ahí empezaron a tener miedo, los de abajo,
a la puntería, de los de arriba.

no porque hubieran visto la sangre
sino porque la habían imaginado.

y aquel temor de horizonte,
aquel miedo irracional de precipicio,
aquel imposible vertigo de salto
fue creciendo
(por dentro
que es por donde crecen los horrores)
hasta ser losa brutal de fábrica,
peso de raíz y llanto
de suelo,
odio al fin y al cabo.

y miedo, muchísimo miedo.

decidieron vivir con ello, los de abajo,
y les dejaron vivir con ellos, los de arriba.

la rutina se hizo presagio
y las suelas de los zapatos
se acostumbraron al sabor del suelo.

poco a poco, aprendieron a vivir esposados,
a proteger sus cárceles como casas,
a defender el lado útil de las cadenas.

y los que más lloraron en un comienzo
fueron los primeros en reir.

con carcajadas que retumbaban como lamentos,
con gritos publicitarios

y esfuerzo, con mucho esfuerzo.

hasta que uno
cansado de aquel dolor sepulcral en el pecho,
decidió mirar al cielo
y sus causas,
cansado del antifaz y la máscara
decidió cortarse el pelo
y clavarse una diana
en el centro

de la nuca,

cansado de estar cansado de tener miedo
miró al abismo
cara a cara
y le dijo: dispara, si tienes huevos.

y el abismo, en lugar de devolverle la mirada,
se refugió en su silencio,
se rió,
y pensó para sí mismo:

"en cuanto me des la espalda".

pánico escénico a la rutina

yo no tengo más luz que este flexo que compré en el lidel, bajo consumo, bombillas de leds,
y la pantalla del ordenata reflejando mis letras, las manos sobre el teclado
y algunos versos tristes como la lluvia en los tejados de euralita
de la casa del pueblo
o las goteras de aquel hostal de mi padre en peñafiel.

podrías haber crecido de otra forma, pero tus tías se habrían muerto igualmente.

el chico soñaba en el ascensor, eran las 8 de la mañana, y el edificio marpa
permitía 11 pisos de mirarse en el espejo borracho,
hablar solo, prometerte ser duro y consecuente, qué tonterías
se hacen a los 18 años, por qué ahora no las volverías a hacer.

las preguntas que más duelen son aquellas en que sabes la respuesta.
vivir como si no supieras es ponerte un preservativo para el último polvo de tu vida
o quitarte algunos años cuando dentro de 20 no quieras sonreir a las visitas.

es el dolor a las 4:00 de la mañana lo que me asusta, el insoportable hecho de muerte
que es apagar un cigarro mientras disecas con una equis
las promesas que te hiciste en valde
y en vano, si es que existe la diferencia, y que me tiemble de escalofríos
el escenario continuo de la calle, pánico escénico a la rutina,
necesitar un bastón de principios hasta llegar al estanco
y pedir un poco de humo, solo chatarra en el monedero,
y algún pañuelo usado en los bolsillos.

es, digamos, como el miedo de los folios a las papeleras.
arrugados sea cual fuera lo que fueron: una receta de cocina donde alguien ponía
"cuece el amor con azúcar, pero no lo reboces en harina"
o un possit amarillo que decía "llegas tarde, todavía", era el destino
o los dados o solo una marca sin registrar de la casa,
a quien le importa si el minutero no se ha parado
y el próximo bus ya es el de ir al trabajo.

llegado a un punto me pregunto por qué debería hablar del pan
si solo me quita el hambre besarla a ella,
tan mal está decir a plena consciencia que hay mil desgracias que me preocupan
pero solo una cuando no está,
tan insensato soy de quererla por encima de todas las cosas,
o solo es cobardía porque sabes, muchacho, que toda esta mierda que sueltas
no pasaría de tenerla un oceano de ruidos más cerca...

martes, 16 de noviembre de 2010

preludio y sms 01:51

en la pared
había marcas de una historia
que tal vez
otros, como tú y un servidor (o como tú jamás)
no quisieron limpiar por aquello de que el veneno
se seca como pintura
pero es mortal si va por dentro, como la profesión
y este silencio de partitura
a punto de partir en mitad y en dos mitades
la noche rota
en el tintero los miedos
se contaban por su propio peso, era eso,
ah, ero eso,
los cromos y la ley del deseo, pintalabios
y quitasombras, un frasco de tu piel numero 5,
caliente como el café, sin suplementos
ni un informe semanal de derrotas, señorita, de parte de aquel caballero,
es un cheque sin fondos, pero puede cobrarse por horas,
al vacío o contrarrembolso, los niños jugaban a ser pequeños
y los grandes apuraban los cigarros
como en los funerales, con un rigor insensato, alto el fuego
y arriba las manos, no me queda otra que registrarte, llevo suelto,
dos cervezas y algun sueño que no me dejaron cumplir, ¿lo intentamos?
apenas tengo trabajo, pero cuando lo tengo soy camarero
en tu barra de labios, qué más te puedo decir
si siempre falta el whisky y sobra hielo, que colecciono dudas en tu regazo
y me despejo como un defensa central de un equipo de aficionados
queriendote en amateur como la mejor poesía del youporn,
en qué estaría pensando sino en ti,
y como escribí hace un momento, sms 01:51:

te haría de todo, nena, menos dejarte dormir.

y lo digo con el corazón en tus dedos.

despertardor con terrón de azucar

no tengo más miedo que el de las sombras con la puesta de sol,
el espéctaculo es un cigarro que se va consumiendo a 2000 caladas por minuto de vida,
la taquicardia marca el paso pero la música es tranquila,
si supieras verme por dentro,
si pudieras
cerrar los ojos conmigo y ver el mismo negro tal vez
como buscandonos entre sueños, tú en la casa del bosque,
yo al otro lado del desierto,
tartamudeando poesías de otros a las que, sin querer o precisamente a próposito
les cambiamos las letras,
les pongo tu nombre,
juego con ellas a los crucigramas y tú te inventas esa risa
precisamente esa
a sabiendas de que incluso aquí o sobretodo aquí,
al otro lado del desierto,
el sonido de tus labios es como un paladar en la lluvia,
un tintineo en las pestañas,
una receta de ideas picantes tras tu rastro de camas desechas,
de tropiezo accidental más allá de los trópicos,
en la línea recta de las metas volantes que presagian tus curvas,
el zig zag de la incertidumbre al moverte bajo la libertad del dictado de los deseos
y mis manos haciendo cuentas en los bolsillos
de cuanto mar tuvo que venir de los oceanos para reposar así en tus ojos
y cuanta tierra de las montañas para acabar así en los míos,
hay que hilar fino tratándose de tu silueta, hay que precisar los bordes con talento difuminado,
revolver millones de garabatos en tu pelo
donde anida la revolución de los pájaros en la cabeza de los soñadores,
esos chicos que miran al cielo con optimismo y al sur con nostalgia
y a la gente...
a la gente la miran por dentro, mientras acarician el gazapo triste de los perros viejos
y no hacen trampas, nunca, porque sino de qué serviría el juego?
me voy a quitar la venda de los ojos y la ropa de espanto
y las cadenas de mi propia tierra firme,
voy a abrir los candados y quemar los anclas
y voy a ir hasta ti, que estás más allá de los océanos,
que escuchas el crepitar de la leña en la casa del bosque,
voy a cruzar todo este desierto para besarte como la primera vez
o como la última, sin guardar fuerzas
ni dejar margen de reserva en el cuenta kilómetros,
desgastado y vivo, sucio y sonriente, un lunes a las 8 de la mañana,
3 días de fiesta contigo y toda tu gente,
todo tiene sentido
y yo
no tengo palabras.