lunes, 21 de mayo de 2007

estarás a mi lado

ok.
adimitido que por supuesto las minifaldas son trozos de tela
y los vaqueros una opción de cómo no quieres vivir la vida.
y todo...cambia...
en una carretera a 50 años luz de la distancia que separa
las ciudades de neón de la cordura,
frenas,
tomas aire mientras miras la vida que has conseguido
después de toda la brea pisada sin huellas de por medio,
y al lado siempre son más de dos labios los que te dicen "bienvenido"
con lágrimas en los ojos.
entendido.

ella quería destrozar el mundo
y él soñaba con cambiarlo.

luego te encuentras con esquinas jodidas en edificios repletos de alevosía,
en rincones perdidos llenos de inocencia destrozada,
matasellos sellados en las oficinas del desprecio,
y tenemos los sueños que todavía no nos han robado
aunque claro,
nunca nada es como nos parece.

y así todo les seguía girando mientras tiran los dados de su destino en un tablero lleno de coincidencias.

tiene, ella, los ojos azules
y dice que no recuerda la última vez que miró por una ventana.

las ruletas se mueren de envidia contra lo ilogico de todo,
y odia que sean personas las que a veces tengan suerte
mientras nadie sigue llamandose calle
pero rezán por el cartel de palacio.

todo terminará explotando entre tus piernas, muñeca, porque las estaciones de todo este año me han obligado a cambiar de trenes,
y ahora digo lejanía cuando estoy cerca,
y ya nunca sé si voy o vuelvo a venir viniendo
y si hoy tampoco es hoy
y estoy aquí pero podría estar en luego.
quien sabe, no?

ella parpadea mientras le escucha.
llora lágrimas negras que él no limpia con su pañuelo usado
porque esa chica llorando es lo más jodidamente cruel
que ha visto en toda la película, me entendéis?
y puede que no pueda cambiarlo
y ella piensa que no hay mejor sitio que una cuneta para terminar un cuento,
el mejor principio del final de una tragedia,
donde las heridas sean pura fiesta de ideas que van a acabar como acaban todas las cicatrices: a dos metros bajo tierra,
chaval.

ella quería destrozar el mundo.

y claro que acepto el roce que reflejan las farolas esta noche,
pero nena, hasta los gatos se pueden morir de miedo si les quitas el miedo al frío,
ni siquiera los relámpagos podrán hablarte mejor de la luz,
la luz?
la luz son tus piernas, pero tú de esto ni caso,
ya lo sabes, las minifaldas son solo trozos de tela
que nunca me sacarán del vacío,
pero,
a pesar de todo ello,
puedes cambiarme el animo?

puedo joder el mundo si me lo propones,
caerme de vacío hasta el final,
y que el final sean estos próximos minutos

estarás a mi lado?

entonces saca un cigarro de la cartera,
media piedra de hachís duro,
un papel donde había escrito 85-57-88,
un mechero gastado que agoniza,
dos minutos de bolsillo,
y una tiza cortada por un alfiler.

y en voz alta le dice bien bajo:

él quería destrozar el mundo
porque ella podía cambiarlo.

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